Texas se está convirtiendo rápidamente en el epicentro de la demanda energética impulsada por la inteligencia artificial, con un aumento sin precedentes de las solicitudes de energía de gran potencia, una ola ahora dominada por los centros de datos de IA en lugar de los mineros de Bitcoin.
Las cifras, destacadas en el último boletín de The Miner Mag y extraídas de la nueva actualización de planificación y climatización del sistema de ERCOT, apuntan a una red que se enfrenta a un tipo de crecimiento fundamentalmente diferente.
ERCOT, el Consejo de Fiabilidad Eléctrica de Texas, que opera la red eléctrica independiente del estado y supervisa el servicio eléctrico fiable para aproximadamente el 90% de los tejanos, informó de que su cola de interconexión de gran carga se ha disparado hasta alcanzar los 226 gigavatios de nuevas solicitudes, aproximadamente el 73% de las cuales están relacionadas con instalaciones de IA.
Los promotores ya han presentado 225 solicitudes de gran carga este año y, por el lado de la oferta, ERCOT está revisando 1999 propuestas de generación por un total de 432 GW, según The Miner Mag.
Sin embargo, la carga está creciendo más rápido que el suministro. Aunque la cola de generación es enorme, sigue estando dominada por proyectos solares y de baterías, que son recursos que no proporcionan la energía las 24 horas del día que requieren los centros de datos de IA. Ese desajuste está planteando retos futuros en materia de fiabilidad e inversión.
Los reguladores estatales se apresuran a adaptarse, según informó The Miner Mag. Se están elaborando nuevas normas para clasificar a cualquier cliente que solicite 75 MW o más como un caso de "tratamiento especial", y ERCOT ha duplicado con creces el número de proyectos de transmisión en fase de revisión.
¿Qué pasa con las mineras de Bitcoin?
El informe de The Miner Mag estableció un contraste entre el aumento actual de la demanda de energía impulsada por la IA y el auge anterior de los mineros de Bitcoin (BTC), señalando que la emergente crisis de la red eléctrica de Texas está siendo alimentada ahora por la IA, y no por las criptomonedas.
Las mineras de bitcoines fueron en su día uno de los mayores nuevos consumidores de energía del estado. Su impacto fue sin duda positivo: las mineras redujeron con frecuencia sus operaciones durante los picos de demanda y, según un estudio realizado en enero por el Digital Asset Research Institute, contribuyeron a reforzar la estabilidad de la red y a ahorrar al estado unos USD 18.000 millones.
Sin embargo, el panorama está cambiando. Muchos mineros y operadores de activos digitales están reasignando su infraestructura hacia la computación con IA para capitalizar la creciente demanda de capacidad de GPU.
Un ejemplo reciente es Galaxy, de Mike Novogratz, que obtuvo USD 460 millones para convertir su antigua mina de Bitcoin en Texas en un centro de datos de IA a gran escala.
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