Se aproxima el gran evento del año. Sí, claro, estamos hablando del halving de Bitcoin. Ya comenzó la cuenta regresiva. Es en mayo. A medida que se acerca la hora, la expectativa aumenta. Los analistas están sacando sus bolas de cristal y tenemos predicciones por doquier. Los inversionistas abrazan sus bitcoins mirando al reloj con una gran sonrisa. Los comerciantes cruzan los dedos. Y los mineros ya están comenzando a comerse las uñas. Por supuesto que la tensión se siente en el aire porque todos sabemos que el halving es un evento muy importante. Sin embargo, no sabemos a ciencia cierta sus efectos sobre el precio. Suponemos muchas cosas, pero esto no se termina hasta que se termina. Bitcoin es una caja de sorpresas y lo único cierto aquí es lo incierto. Ahora bien, estudiemos los posibles escenarios en torno al próximo halving. ¿Podemos cantar victoria desde ya? ¿O deberíamos estar preocupados? ¿Qué nos espera realmente?

Pero, ¿qué rayos es el halving? El halving es una medida automatizada en el código de Bitcoin que sucede cada cuatro años. La recompensa de los mineros por bloque se reduce a la mitad. Es decir, los mineros reciben ahora 12.5 bitcoins cada 10 minutos por su trabajo, pero después del halving recibirán la mitad. O sea, 6,25 bitcoins. Debemos recordar que estos BTCs son nuevos. Lo que quiere decir que el flujo de bitcoins nuevos se reducirá a la mitad y esto obviamente afecta la relación flujo/inventario de Bitcoin. En otras palabras, Bitcoin, después del halving, será un activo todavía más escaso. No hay que ser un genio en economía para saber que un activo cada vez más escaso con una demanda cada vez más creciente está destinado a subir de valor. Esa es una muy buena noticia para los tenedores de Bitcoin, por supuesto. Pero para los mineros no tanto. En mayo de este año tendremos el próximo halving. 

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Indudablemente que los halvings son duros para los mineros, porque, bueno, sus gastos siguen siendo los mismos pero sus recompensas, de la noche a la mañana, se reducen a la mitad. Claro que nadie dijo que sería fácil. La minería tiene su maña. Los gastos son varios. El consumo eléctrico, los alquileres, el manteniendo, el personal, el hardware, etc. Pero la gran piedra en el zapato es la dificultad. Porque minar es una carrera contra el tiempo. Curiosamente, la minería está especialmente diseñada para ser una industria despiadada. Impera la ley del más fuerte. La dificultad es ciertamente un enorme desafío para los mineros. En la medida que hay más participantes, la recompensa se reduce. Porque el pastel es el mismo. Y la única manera que haya suficiente para todos es repartiendo porciones más delgadas. Es decir, más mineros, menos bitcoins por minero. Y en estos momentos, hay más mineros que nunca. 

Es bueno para el sistema la participación de muchos mineros. El poder de hash es sumamente alto en estos momentos y eso es positivo. Las transacciones son más seguras debido a eso. Y una industria minera fuerte implica un entusiasmo generalizado. ¡Excelentes noticias! Pero para el minero promedio presenta un desafío. Porque tiene más competencia y sus recompensas serán menores. Es muy difícil saber con exactitud el costo de producción de un bitcoin en la actualidad. Los costos varían mucho. Todo depende del lugar y el tipo de operación. Pero, para los propósitos de este artículo y todo el análisis de este asunto, se podría sacar un promedio mundial de más de 7 mil dólares. Ese es un tosco estimado sacado de algunos estudios que circular por la red. Pero juguemos a que este número es el correcto por un segundo. Eso quiere decir que precio de mercado de Bitcoin debe superar los 14 mil dólares por unidad para después del halving. De lo contrario, los mineros estarían perdiendo dinero en la producción de un bitcoin. 

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No será fácil para los mineros. Muchos se verán obligados a bajar el telón. Después de todo, pocos pueden darse el lujo de producir para perder. La situación seguramente estimulará una carrera tecnológica por parte de los fabricantes de equipos mineros. Y solo los mineros con más reservas de dinero fíat podrán sobrevivir. En otras palabras, las granjas grandes y mejor organizadas tendrán la ventaja. Y las más pequeñas podrían desaparecer. Los pequeños no pueden adaptarse con tanta fácil en tiempos de halving. Los grandes, por otro lado, tienen la capacidad de cubrir sus gastos con fíat mientras esperan que sus bitcoin minados suban de valor. Pero los pequeños viven al día y tienen la soga en el cuello. Entonces, el halving no solo afecta la relación flujo/inventario. También golpea a la industria minera. No la destruye. Pero sí la centraliza. Además, los mineros dejan de vender para convertirse en tenedores. 

El halving podría obligar a los mineros a no vender sus bitcoins. Esto reducirá enormemente la presión bajista que ejerce la minería. Las ventas son los enemigos del precio. Ahora bien, tenemos 3 factores alcistas por excelencia. Tenemos, por supuesto, a los tenedores a largo plazo. Es decir, los bitcoiners que almacenan satoshis y hacen hodling. Los que compran y esperan por una eternidad. Luego, tenemos los bitcoins perdidos. Esos BTCs, por el simple hecho de estar perdidos para siempre, contribuyen al aumento del precio porque retiran a muchísimos bitcoins del suministro total. Y, por último, tenemos a los nuevos compradores. La nueva demanda. La sangre nueva. Ellos son los más difíciles de predecir. Es imposible saber la futura demanda con exactitud. Pero sí podemos saber los bitcoins que no se mueven. En conclusión: El halving estimula la acumulación y desalienta las ventas. Esto, obviamente, hace subir su valor de mercado. Sí, el precio sube como la espuma. 

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Sin embargo, esto no es sentarse a tomar piñas coladas debajo de una palmera a las orillas del mar. Estamos hablando de un proceso sumamente complejo con muchas variables. Durante los dos últimos halvings, todos los componentes se combinaron en perfecta armonía para crear una hermosa primavera alcista. Pero eso no implica que la historia se repetirá siempre. O, por lo menos, no necesariamente. Muchas cosas han cambiado desde el primer halving del 2012 y desde el segundo del 2016. Nuestra realidad es otra y no podemos asumir con los ojos cerrados que el tercer halving será idéntico a los primeros dos. Hoy somos más grandes, por ejemplo. Y la industria minera ha cambiado mucho en su configuración. En materia de nuevos capitalistas, nuestra próxima frontera es el capital institucional y este es muy distinto al capital de los minoristas (Tan presente en los últimos halvings). Ahora tenemos contratos de futuros de bitcoins. En pocas palabras, ahora nuestra realidad es otra. ¿Se podrá repetir la historia? No lo sé. 

Más allá de las dudas e incertidumbres habituales, podemos especular sobre los escenarios posibles. Tenemos tres grandes escenarios. El primero es que la historia se repite. Así de sencillo. O sea, en mayo no pasa gran cosa o nada. Y lo mismo por el resto del año. Pero a comienzos del próximo año el precio empieza a subir hasta que se va a la luna. Es la locura hasta finales del 2021. Y podríamos estar viendo un Bitcoin a 50 mil o 100 mil por unidad. 5x o 10x, si tomamos como referencia el precio de 10 mil dólares. Tal vez no sea exactamente la mismita historia con todo lujo de detalles, pero sí la misma en términos generales. Aquí debo decir que la gran mayoría de los analistas se suman a la hipótesis de este escenario. Claramente que las posibilidades están ahí.

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El aumento del precio tal vez no sea tan espectacular esta vez porque hoy somos más grandes y es natural esperar crecimientos menos explosivos con nuestro tamaño actual. Pero es seguro decir que este escenario número 1 es el escenario por defecto. Otro escenario sería básicamente la situación opuesta. Que el mercado se entusiasme demasiado con el halving, pero al ver que el precio no sube según lo esperado el precio baja debido a la desilusión. Este escenario número 2 no lo hemos visto con los halvings propiamente pero sí con los contratos de futuros de bitcoins. El precio subió mucho antes del lanzamiento de los futuros CME, pero después del lanzamiento el precio comenzó a bajar. Lo mismo sucedió con el lanzamiento de la plataforma Bakkt. El mercado se creó falsas expectativas en ambos casos y luego el precio cayó en picado por la desilusión. 

El tercer escenario podría ser la mágica sorpresa. Bitcoin podría ignorar el evento completamente y seguir su camino en dramática indiferencia. Es decir, Bitcoin podría comportarse de modo atípico. La historia no se repetiría. Pero tampoco veríamos una reacción particularmente negativa por el evento. Esto sería posible en el caso que aparece un elemento que contrarreste o neutralice los efectos del halving. ¿Un revés regulatorio? ¿Una falla técnica? ¿Una competencia? En este caso, todos los componentes antes mencionados no crearían una armonía alcista como antes. Sería obviamente algo nuevo y todos nos quedaríamos boquiabiertos y con las manos en la cabeza. Esto es sumamente improbable pero espeluznantemente posible. ¡Ay, caramba!  ¡Halving! Te esperamos con mucha expectativa.