Parece que los mineros de bitcoin se encuentran en una huída continua, o más bien, en una búsqueda de la energía más barata. Kazajistán se presentaba como la alternativa más lógica tras el veto del gobierno de China a la minería de criptomonedas. Muchos mineros se trasladaron allí con la expectativa de poder proseguir con sus actividades, pero ahora sus esperanzas se han visto truncadas y están buscando alternativas para poder continuar con sus actividades de minado por un coste de electricidad más asequible.  

La prohibición de la minería en China

China, que fue tradicionalmente el país minero por excelencia, dio un golpe en la mesa y prohibió esta actividad que en la actualidad está castigada con penas de prisión. Kazajistán se presentó entonces como la alternativa ideal por su cercanía, que hacía fácil el traslado de las máquinas necesarias, además de contar con políticas favorables para la industria. Por si esto no fuese suficiente, su presidente, Kassym-Jomart Tokayev, dejó clara su intención de invertir 1.200 millones de dólares a lo largo de cinco años para atraer al sector de la minería de bitcoin. Por aquel entonces, la energía era barata y no existía una regulación al respecto en el país por lo que muchos mineros vieron en este destino una alternativa cripto amigable para los siguientes años. Sin embargo, pronto ha cambiado notablemente la situación para estos mineros de Bitcoin.

Parece que en este caso lo bueno duró poco. Comenzaron a producirse cortes eléctricos y la demanda creció de manera considerable tras la llegada de los mineros (nada más y nada menos que un 7% por año), atrayendo la atención del Ministerio de Energía que no dudó en culparles. Es decir, la actitud del gobierno dio un giro total, además de subir los impuestos. Esto provocó que la energía saliese mucho más cara, y el tono del gobierno se volvió mucho más hostil cuando el ministro Bağdat Musin habló de “crimen económico” cuando se refirió a los mineros que no registraban su negocio. Esto, sumado a los cortes de internet, terminó por agravar una situación que cada vez se tornaba más complicada.

El gobierno por su parte se lamenta de que haya mineros a los que denomina “grises” que operan de manera ilegal e irregular, llegando a consumir el doble de aquellos que sí están registrados. En cualquier caso, los mineros que se asentaron hace unos años en esta nación ya están buscando alternativas y mirando a varios destinos para movilizar sus operaciones. El cambio de actitud del gobierno kasajo ha sido un pequeño revés más para la industria pero si la prohibición china no pudo detener a los mineros, aunque sí reducir el hashrate unas semanas, este asunto se resolverá con el tiempo a medida que los mineros vayan migrando a destinos más cripto amigables.

Una minería más descentralizada

Mucho se ha hablado del consumo energético de la minería pero bien es cierto que nuestro mundo se rige por el gasto en sistemas informáticos y no tiene pinta de ir a menos en el futuro. Lo que sí se puede hacer es legislar para favorecer el uso de energías más verdes e incentivar este tipo de prácticas. Además, la distribución de mineros por todo el mundo sería el objetivo para lograr una red verdaderamente descentralizada en la distribución de nodos también y más resiliente ante cualquier adversidad.

Entre los nuevos destinos más atractivos para la minería se encuentran Estados Unidos, aunque en algunos estados como Texas los mineros tienen que contar con un permiso especial. El Salvador, Argentina o Chile también comienzan a estar en el punto de mira. Una minería más distribuida por el mundo podrá hacer a la red más resistente a cambios políticos, conflictos, subidas de precios o impuestos, etc. Idealmente, con el tiempo la minería se distribuirá en todo el mundo a medida que los gobiernos determinen las condiciones en las cuales podrán operar estas empresas. 

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