Mientras el mundo se preparaba para las navidades del 1973 escuchando los éxitos de Pink Floyd y los niños preparaban sus cartas para Santa, el entonces Secretario de Estado de los Estados Unidos, Henry Kissinger, se dirigía a Riad para reunirse con el Rey Fáisal bin Abdulaziz y mover los hilos del poder mundial.
Decir hace 100 años que el mundo iba a cambiar luego de esa reunión en medio del árido desierto podía sonar como un disparate, pero allí, justamente en la calurosa capital del mayor país petrolero, nació el Petrodólar, el arma más poderosa de la Roma de nuestros tiempos.
Explicándolo de una forma muy simple, de la reunión entre Kissinger y Fáisal surgió que Arabia Saudita, vendería su producción petrolera en dólares estadounidenses, no pudiendo aceptar ninguna otra divisa internacional o nacional para dicha venta.
Pero, ¿Por qué Arabia aceptaría este acuerdo? Para poder entender esto debemos remontarnos a los 70 y comprender que la región del Medio Oriente estaba en un caos. En octubre del 1973 se había llevado a cabo la guerra de Yom Kipur entre Israel y Siria junto a Egipto, donde los israelíes siguieron demostrando porque es llamado el pueblo “escogido de Dios” y terminaron ganando nuevamente el conflicto, llegando incluso a amenazar directamente a las fuerzas de Damasco y El Cairo.
La comunidad árabe, en bloque, debía responder ante la vergonzosa derrota y decidieron hacer un embargo petrolero a todos los países que apoyaban a Israel. En una sociedad mundial netamente petrolizada, un embargo petrolero de los principales productores se percibe simplemente como un desastre. A pesar de que la “solución” se alcanzó a los pocos días, gracias a la intervención de las Naciones Unidas junto a las grandes potencias, la geopolítica seguía en movimiento.
Precisamente esa geopolítica polarizada fue la que nos llevó a los petrodólares.
Si bien Arabia Saudita no podía acercarse a Israel, podía acercase a sus aliados. De esta forma, bajo la promesa de que los Estados Unidos intercedería para que Israel no atacara a los saudíes (así como una serie de acuerdos militares para suministro de armas americanas para las tropas árabes), la familia real saudí accedió a las peticiones de los americanos.
Dos años más tarde, en 1975, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), influenciados por Arabia Saudita, llegó al mismo acuerdo con los Estados Unidos. El dólar se había sentado en el trono.
Del mundo bipolar a la economía multipolar
Por supuesto, muchas cosas han pasado desde la década de los 70. China ya no es una pequeña economía pasando de los principios comunistas de Mao a la política abierta de Deng Xiaoping, Alemania ya no está separada por un muro, la Unión Soviética se desvaneció y Venezuela ya no se considera un aliado de la causa occidental. El mundo dejó de jugarse en dos bandas y pasamos a la multipolaridad de nuestros días.
Sin embargo, a pesar del crecimiento económico que demostraron los demás polos, siempre ha habido un elemento en el que no podían competir: la supuesta estructuración y solidez que se mostraba en el sistema bancario del dólar. Aunque, todo eso cambiaría en el año 2008.
La crisis “sub-prime” que descalabró a los bancos, bolsas e inclusive a Estados completos se convirtió en un caldo de cultivo perfecto para que surgiera la idea de un dinero no-emitido y sin respaldo de todo ese sistema financiero y bancario.
Más allá de las mejoras tecnológicas y técnicas aplicadas para crear de Bitcoin un dinero digital, Satoshi Nakamoto se encontró con una oportunidad que ni Wei Dai, Nick Szabo o David Chaum tuvieron en su momento: una crisis económica que mostrara que todo el sistema financiero tradicional estaba construido sobre una pirámide de naipes.
Aunque, debemos ser honestos, las criptomonedas no se popularizaron en el mercado tradicional hasta el boom de los precios del 2017. Fue a partir de aquí que vimos como los medios de comunicación tradicionales hablaban de las criptomonedas a la par que explotaban las Ofertas Iniciales de Monedas. Vimos también como grandes exchanges empezaron a surgir, construyendo puentes entre los interesados en adquirir cripto y aquellos genios que habían apostado por ellas desde un comienzo.
Desde los países más acomodados, los usuarios empezaron a evaluar a las criptomonedas como un vehículo de inversión altamente especulativo con el que podían ganar dinero, mientras que, desde las economías más maltrechas, se presentaron como una solución para las personas.
A pesar del escepticismo total del dólar, el campeón mundial de las finanzas tradicionales, algunos gobiernos y empresas comenzaron a interesarse en cómo era que funcionaba todo el fenómeno de las criptomonedas y a preguntarse “¿Serán estas las herramientas que buscábamos para destronar al dólar?”. Los hijos de Satoshi estaban naciendo.
Han nacido los monstruitos
Más allá de Litecoin, Dash y todas las bifurcaciones de Bitcoin a la que los maximalistas podrían catalogar como “shitcoins” en su máxima expresión, Satoshi Nakamoto tuvo otros hijos “por fuera” del sector criptográfico.
De todos los engendros que han nacido de forma indeseada, solo hay 3 que podamos mencionar: Libra, Petro y el Yuan Digital chino. Empero de ser totalmente diferentes uno de otros, los 3 presentan similitudes.
Ninguno de estos proyectos pudo haber nacido sin Satoshi Nakamoto y su decisión de crear Bitcoin.
A pesar de que el pobre Satoshi JAMÁS consideró que su tecnología sería la base para crear una moneda digital en una de las empresas más grandes del mundo, ni tampoco serviría para plantear la digitalización de la segunda moneda más importante del mercado y mucho menos llegó a considerar que sería la justificación para crear un “salvavidas” petrolero, todas estas opciones nacieron gracias a sus ideas (a las mutaciones de esas ideas claro está).
Todos estos proyectos se han presentado en el sistema tradicional como una propuesta para desbancar el poderío del dólar, una intención que “comparten” con papá Bitcoin (aunque nuevamente, con una visión totalmente transmutada).
¿Tiene la culpa Satoshi Nakamoto de estos proyectos? Viéndolo desde la perspectiva cypherpunk y su visión descentralizada, Satoshi no estaba ni remotamente interesado en crear alguno de estos proyectos y de seguir activo de forma pública, él sería uno de los principales críticos de Libra, el Petro y el Yuan Digital (y de todo el sistema digital férreo que se está implementando en China). Sin embargo, fue gracias a sus ideas que surgieron cada uno de estos proyectos.
3 hijos, 3 monstruitos. Satoshi no los puede negar a pesar de que ni siquiera los quiso ni participó en sus procesos de creación.
Los puntos de vista, pensamientos y opiniones expresados aquí son sólo del autor y no necesariamente reflejan o representan los puntos de vista y opiniones de Cointelegraph.
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