Desde su creación en el 2008, el Bitcoin ha sido tomado en cuenta como algo meramente mercantilista, restándole la importancia a un tipo de tecnología nunca antes vista. 

Justamente, tenemos una capacidad inequívoca de subestimar los logros alcanzados cuando no los comprendemos o no los podemos controlar, por eso el Bitcoin ha causado tanto revuelo desde su creación hasta ahora. La versatilidad que tiene el Bitcoin evidentemente amenaza la estructura financiera tradicional. 

Ahora, tenemos un problema, ¿cómo comparamos el Bitcoin? Resulta imposible porque no hay nada en el mundo que se le iguale o asemeje o a menos se le acerque para poderlo comparar. Podríamos comparar perfectamente la manera de comunicarnos, los avances tecnológicos en materia de comunicación, de usar teléfonos tragamonedas a estar conectados a la red de internet las 24 horas del día y los siete días a la semana desde los smartphones.  

De tal manera que cuando nos referimos al bitcoin no podemos referirnos solamente a su valor según la cotización del mercado, que si bien es cierto es importante, no menos cierto es que no resulta ser lo fundamental. La filosofía revolucionaria del bitcoin representa un modo de independencia financiera. Cuando hablamos en el bloque anterior sobre la imposibilidad de comparar el Bitcoin con otra cosa, es realmente cierto. Desde del siglo VII antes de cristo que se creó la moneda hemos estado atados a un sistema financiero por más de dos mil años, y por ende estamos programados para sobrellevar el sistema. 

La confianza en las nuevas tecnologías es una tarea cuesta arriba cuándo es algo impalpable, a diferencia del Internet, que se concibió como una forma de comunicación y evolucionó a través del tiempo, la gente que lo usaba no lo podía tocar, pero sabía que obtendría una respuesta de su uso. Después de una década de su uso, aún hay quienes creen que el Bitcoin es una mera utopía financiera, pero la realidad es que tiene más cualidades que defectos, por ello no puede estar destinado al fracaso.

Bitcoin puede ser mejor dinero que cualquier otra cosa que usamos hoy. Es más difícil de falsificar, más fácil de transferir e imposible de cerrar o censurar. De hecho, es divisible, fungible, portátil, duradero, uniforme y de oferta limitada.

Cuando hablamos de que es divisible, pues se refiere a que se puede dividir en unidades de valor más pequeñas. Es fungible porque una unidad se ve como intercambiable con otra. Portátil derivado a que las personas pueden llevar dinero consigo y transferirlo a otros. Duradero porque a diferencia de los billetes es un artículo debe ser capaz de resistir el uso repetido y no se deteriora por no ser tangible, lo que no genera la reimpresión y por ello la inflación. Aceptable esto se refiere a la capacidad de que todos deben poder usar el dinero para las transacciones.

Uniforme se relaciona con el hecho de que todas las versiones de la misma denominación deben tener el mismo poder adquisitivo. Oferta limitada es la oferta de dinero en circulación asegura que los valores permanecen relativamente constantes.

Bitcoin tiene un potencial casi ilimitado porque permite la innovación sin permiso, es descentralizado y programable. Esto significa que puede evolucionar, adaptarse y mejorar. Ha generado una multitud de otros proyectos que utilizan algunos de los diseños de blockchain iniciados por Bitcoin. Muchos son robos de efectivo diseñados para explotar una gran cantidad de codicia y falta de comprensión, pero también hay una serie de proyectos legítimamente emocionantes, algunos con posiblemente incluso más potencial que Bitcoin.

Lo más impactante del bitcoin, es que consigo trajo otra novedosa tecnología, la Blockchain, que desde el 2008 hasta ahora ha sido implementada en innumerable de casos para solucionar situaciones concretas a nivel mundial de manera eficiente. 

La cadena de bloques se perfila como la solución a necesidades simples y cotidianas que espera ser implementada por empresas y entes públicos. La capacidad que tiene la blockchain de ofrecer transparencia, inmutabilidad y seguridad a los datos alojados en la red la constituyen como única en su tipo. Los gobiernos por ejemplo, podrían utilizar tecnología blockchain para combatir de manera eficiente la corrupción, pues su auditabilidad e inmutabilidad garantiza transparencia per sé. 

En América Latina ya hay ejemplos de la confianza del uso del blockchain, y de uso del intercambio del bitcoin y otras criptomonedas en general. Los datos demuestran que países como Venezuela y Argentina por ejemplo, cuentan con el mayor flujo de intercambio de bitcoin de la región, lo que se traduce como el uso continuo y permanente del bitcoin como sistema financiero alternativo al tradicional.

La fuerte inflación, los controles cambiarios y el cierre del libre comercio han empujado a que estos países latinoamericanos se enfoquen cada vez más en el uso de las criptomonedas como refugios de valor y como métodos financieros de vida. 

La realidad indica que tanto el bitcoin como otras monedas criptográficas subsiguientes son el mercado más incipiente en la región latinoamericana, por ello grandes inversiones se hacen en las fintechs y por parte de los gobiernos que ya están empezando a experimentar stablecoin, token y blockchain públicas que permiten el ascenso de la tecnología de la industria 4.0. 

Bitcoin anunciará un cambio fundamental en la sociedad porque altera permanentemente el equilibrio de poder. Impulsará una tendencia hacia la descentralización y alejará el poder de los grandes

Este es su mayor potencial, pero también es uno de sus mayores obstáculos. Estamos tan acostumbrados a un mundo centralizado en el que tenemos poco poder o responsabilidad que cualquier otra cosa parece sospechoso. Un obstáculo importante para el crecimiento de Bitcoin es fundamentalmente lo diferente que es, pues tememos intuitivamente lo desconocido, adicionalmente a que tenemos una altura milenaria a que el sistema financiero tradicional es que funciona y entender que esto ha cambiado, pues tomará mucho más tiempo de lo que podríamos esperar.

Bitcoin ha creado una alternativa a no sólo dinero, sino el poder. La tecnología aún es joven y es demasiado pronto para decir exactamente cómo bitcoin va a cambiar el futuro, pero ya es seguro que lo hará. En este orden de ideas, resulta necesario enaltecer que la comercialización del Bitcoin, permite tener cierta libertad financiera transfronteriza en volúmenes que pasen desapercibidos.

El uso del blockchain como tecnología de intercambio y en especial el Bitcoin, genera el escepticismo normal para quién lo desconoce, la diferencia con el Internet, es que la red se usaba para enviar y recibir comunicaciones. Ahora, el Bitcoin implica un riesgo asociado al dinero, “al bolsillo” y en estos tiempos el riesgo de estafas latentes, sin duda, generan desconfianza para los nuevos usuarios en cuestión.

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