Últimamente, el mercado de las criptomonedas ha tenido unos días hermosos. El mes de enero estuvo sumamente convulsionado. Pasaron muchas cosas en todo el mundo. Y por eso nos dio la sensación de ser eterno. Porque sí, pasó de todo. Y, para ser francos, esta primera semana de febrero no se quedó muy atrás. El coronavirus no se ha podido contener y es realmente preocupante. Donald Trump dio su discurso anual ante el Congreso (EE UU) . Y, por supuesto, obtuvo su gran victoria política. Su partido unió fuerzas en el Senado para librarlo en toda culpa. Es decir, el proceso de destitución llegó a su fin. Ahora la carrera por la reelección. ¿Quién será su rival? Todavía no sabemos. Mientras todo esto pasa, Bitcoin está fuerte como el acero. Ahora bien, hablemos de las criptonoticias más leídas de la semana. 

La corrida alcista de Bitcoin hasta los USD 100,000 ya está aquí, mientras que el precio de bitcoin apunta a los USD 10,000 

Sin lugar a dudas que este año comenzó con muy buen pie. De hecho, ha sido uno de los mejores eneros de nuestra corta historia. Eso, por supuesto, ha traído mucha esperanza. El 2019 no fue el mejor de los años, porque fue un año un poco extraño. No estuvo del todo mal, porque salimos bien parados. Pero fue extraño, porque emitió señales sumamente contradictorias. En su primera mitad, el rendimiento fue excelente. Sin embargo, en la segunda mitad vimos una caída constante. Entonces, como cerró en un tono bajista, aquel año alcista tuvo un final agridulce. Claro que enero del 2020 cambió todo. Bitcoin subió como la espuma. Y hoy se respira otro aire. Hay optimismo por doquier. Hay dos resistencias que debemos superar primero para irnos a la luna. La resistencia de los 10 mil y nuestro máximo histórico de 20 mil. 

10 mil dólares es una barrera clave. En varias ocasiones la hemos podido superar, pero el problema no es ese. El problema es que no hemos podido permanecer mucho tiempo por encima. Es un piso muy endeble que debemos fortalecer. No se trata solamente de superar los 10 mil. Lo importante es superar los 10 mil y dejarlos atrás para siempre. Una vez que consolidemos ese piso, de una vez por todas, todo puede pasar. Por supuesto que después tenemos que superar nuestro máximo histórico de los 20 mil dólares. Y, partir de ahí, ya podemos hablar de un homerun. ¡100 mil, baby! Esa es la próxima frontera. Con un halving en camino y con el optimismo por los cielos, no es insensato pensar que estos son los números importantes de nuestro próximo mercado alcista. Indudablemente que serán un par de años emocionantes. 

De 12 a 12,000: El halving de USD 100,000 de Bitcoin a solo 100 días

El precio de Bitcoin, durante el primer halving, en el 2012, fue de tan solo 12 dólares por unidad. Aproximadamente 4 años después, durante el segundo halving, en el 2016, el precio se ubicó en 652 dólares. Ahora estamos a tan solo tres meses de nuestro tercer halving y el precio está coqueteando con la idea de posicionarse en 12 mil dólares. No estamos todavía ahí. Pero en tiempo cripto tres meses es una eternidad. Claro que no es sencillo. Romper la resistencia de los 10 dólares no es tan fácil como podría parecer. Esa barrera es más psicológica que meramente numérica. Pero estamos a un paso de lograrlo porque el incremento experimentado en estos últimos días nos está dando la fortaleza que necesitamos. ¡Sí se puede!

Claro que el fenómeno del halving no tiene un efecto inmediato. O, por lo menos, no necesariamente. Por supuesto que el efecto es positivo porque el halving convierte a Bitcoin en un activo más escasez. Y la escasez es la salsa secreta del valor. Sin embargo, si hacemos una pausa y estudiamos los datos del último halving, nos daremos cuenta que su impacto llegó con retardo. En otras palabras, el halving exige un periodo de lactancia antes de tomar vuelo. Podríamos estar hablando de por lo menos un año. Ciertamente, este es una posibilidad. Pero como esto no es una ciencia exacta, en realidad, cualquier cosa puede pasar. El próximo halving no tiene que ser una copia al carbón del último. ¿Cómo será el próximo halving? El tiempo lo dirá. 

Fintech en España: ¿Qué hay detrás de Revolt, N26, Bnext o Bnc10? 

En la noche, todos los gatos son pardos. Pero esta es una igualdad ilusoria. Porque en realidad hay mucha diversidad. Lo mismo ocurre con los bancos. Es una costumbre muy difundida llamar “banco” a toda institución financiera. Sin embargo, ese uso no es muy preciso que digamos. Hoy el término resulta demasiado ambiguo debido a su mal implementación. Porque no todo es un banco, obviamente. Con la llegada de la industria fintech, el enredo terminológico se ha incrementado exponencialmente, porque muchas startups ofrecen servicios financieros que el común de los mortales relacionamos obligatoriamente con los bancos tradicionales. Entonces, es natural que digamos: ¡Eh, un banco! Sin embargo, es importante conocer las diferencias porque los bancos y los no bancos tienen regulaciones diferentes. Y eso eventualmente afecta a la clientela. 

En su definición más tosca, un banco es aquella entidad que tiene una licencia bancaria. Ahora bien, un banco tradicional que usa servicios fintech (una experiencia digital de última generación y bajos costos, por ejemplo) se conoce como challenger bank. Por otra parte, una empresa que ofrece servicios financieros como un banco tradicional pero no tiene una licencia bancaria, se conoce como neobancos. Ellos por lo general se asocian con bancos, de alguna u otra manera, para poder funcionar. Otro tema complejo es el de la ubicación. Es decir, que la compañía es de un lugar, pero opera en otro lugar. En conclusión, el fintech es una gran maraña. Muchas veces pensamos que fintech compite con los bancos, pero en muchos casos los bancos son el poder detrás del poder en la industria fintech. 

Superintendencia Financiera de Colombia autoriza a sus miembros adoptar tecnologías disruptivas como la Blockchain 

La Superintendencia Financiera de Colombia, el máximo organismo regulador de las empresas financieras del país, emitió un comunicado que autoriza a las entidades supervisadas adoptar tecnologías disruptivas como blockchain. Es decir, todo el mundo tiene luz verde. Colombia no es conocida por tener una regulación fintech de avanzada. De hecho, está un poco atrás. Pero eso no ha impedido que la industria fintech crezca en el país. En términos generales, el ambiente es altamente pro-cripto y pro-fintech. Y ahora van con todo. La circular de la superintendencia autoriza la adopción de tecnológicas como realidad aumentada, internet de las cosas, inteligencia artificial y big data. Además de blockchain, por supuesto. ¡Bravo, Colombia!

Ripple desbloquea medio millardo de tokens del depósito mientras subió un 26% en lo que va de año

El proyecto Ripple no es del todo malo. La idea de mejorar los pagos globales, de hecho, es muy buena. Los bancos ciertamente necesitan ese servicio. Y los usuarios siempre aplauden las mejoras. XRP, el token de Ripple, siempre ha causado recelo por ser una cripto dominada por una compañía. El código es público y libre, sí. Pero es obvio que la compañía tiene el control. Como creador y tenedor principal, Ripple es el alma de XRP. Es decir, no se puede lavar las manos así de fácil. Sobre todo porque XRP ha sido la principal fuente de financiamiento de la compañía. En otras palabras, Ripple tiene un deber moral con los tenedores de XRP. 

Francamente, XRP no termina de levantar cabeza porque Ripple está desangrando sin piedad al token con sus ventas frenéticas. Claro que es válido realizar algunas ventas estratégicas para financiar los proyectos de la compañía. Una compañía fuerte es algo bueno  para el token. Pero resulta sumamente preocupante que los jerarcas de Ripple no sientan ningún cariño por los tenedores de su token. No lo demuestran en su discurso, ni en sus acciones. El problema de XRP no es el proyecto como tal. Ni siquiera la centralización. El problema es el caradurismo de la compañía en relación al valor del token. El trato de Binance con su token es diferente, por ejemplo. Ellos cuidan a su gente. Ripple, no.