La velocidad de la recuperación nos ha dejado a todos boquiabiertos. Los mercados cayeron vertiginosamente en marzo, pero desde entonces no han hecho sino subir. La sensatez nos dice que los estímulos monetarios solo han pospuesto lo inevitable. Es decir, esta subida no es sostenible. Sin embargo, por ahora, el temido segundo crash se ha podido evitar. A pocos días de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, a nadie le conviene una corrección. Entonces, el show continúa por conveniencia y seguro Trump tiene algo guardado para el último momento. ¿Podríamos tener la tan esperada vacuna antes del 9 de noviembre? ¿Tenemos fiesta alcista para rato?
Después del crash de marzo, comenzó la recuperación. Todos los modelos nos decían que la recuperación tomaría mucho más tiempo y que después de una breve alza vendría un nuevo descenso. No era insensato pensar eso. De hecho, era sumamente lógico. Debemos recordar que antes de la llegada del coronavirus ya había una burbuja. Era evidente, para entonces, que todo estaba sumamente sobrevalorado. En otras palabras, el valor de los fundamentales estaba muy por debajo de los precios de mercado. Teníamos una burbuja.
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La burbuja seguía inflándose debido al dinero barato. Pero todos sabíamos que el colapso llegaría tarde o temprano. Luego, debido al coronavirus, llegó el crash. La caída de la demanda disminuyó dramáticamente los ingresos, destrozando así la economía. Pasamos de la bonanza a la pobreza en un par de semanas. Porque la deflación nos comió vivos. La situación era grave y en un momento nos vimos en la peor crisis desde la Gran Depresión. El dato más revelador fue la tasa de desempleo, que subió trágicamente. En estos casos extremos, los estímulos son un asunto de vida o muerte. Llegaron los estímulos y esa fue la tabla de salvación.
Los estímulos monetarios incrementan la demanda y frenan la deflación. O sea, la liquidez ayuda a aliviar la crisis. Pero hay un detalle. Hay varios tipos de estímulos. Y estos influyen la economía de distintas maneras. El primer paso es bajar las tasas de interés para estimular los préstamos, pero esta opción está agotada, porque, para empezar, las tasas ya están muy bajas. El siguiente paso son los bonos del Tesoro, pero ahí también estamos por el suelo. También se puede incrementar el pago de varias maneras. Se puede enviar ayudas a millones de personas. Eso funciona y se ha hecho. También se puede invertir en grandes obras de infraestructura. Sin embargo, estas opciones presentan sus limitaciones. Por un lado, tenemos límites en los montos. Y, por el otro, son métodos con efectos tardíos. O sea, toma un tiempo ver los resultados. Claro que lo dicho aplica más para las obras de infraestructura que para los cheques de ayuda.
Ahora bien, ¿cómo podríamos explicar una recuperación tan agresiva? ¿Por qué, pese a contar con fundamentales débiles, no ha llegado otro crash? Todo se lo debemos a la Expansión Cuantitativa. Los famosos QEs. El último grito de la moda en materia de estímulos. Una herramienta no convencional, polémica, y peligrosa, pero de resultados explosivos. La recuperación económica más rápida de la historia no es algo accidental. Esta recuperación histórica está directamente relacionada a un uso histórico de la QE.
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Visualicemos a dos enfermos. Uno sigue un tratamiento tradicional y el otro le inyectan fuertes dosis de adrenalina. ¡Voila! He ahí tu recuperación histórica. Cualquier médico diría que el enfermo volverá a la cama después de que pase el efecto de la adrenalina. Pero ¿qué pasaría si le seguimos aplicando más inyecciones de adrenalina? El segundo crash no llega y la burbuja financiera no termina de explotar porque los mercados están bajo los efectos de la adrenalina. O sea, los efectos de los estímulos tradicionales más la expansión cuantitativa (QE).
¿Qué es la expansión cuantitativa? Básicamente, es una herramienta monetaria usada para aumentar la oferta monetaria mediante la compra de activos financieros en el mercado. Por lo general, bonos corporativos. Y, en algunos casos, acciones. Con este dinero, las corporaciones hacen inversiones, adquisiciones, o buy-backs (comprar su propia acción). Esto por supuesto aumenta los precios en los mercados con mucha agresividad. La principal ventaja de la QE es su rapidez. Son de efecto violento. Por otro lado, su gran desventaja es que beneficia principalmente a Wall Street y a los ricos. Sus efectos en la economía son indirectos. En otras palabras, las QEs fomentan la desigualdad.
Tanto QE es posible porque la inflación no ha subido. En el momento que la inflación se dispare se acaba la fiesta. Se han hecho todos los esfuerzos para debilitar al dólar, pero no ha sido fácil. Por otro lado, la Reserva Federal siente la presión bipartidista de seguir con la fiesta. Ya está resultado evidente que la intención es seguir así hasta las elecciones. Y seguramente continuar durante los primeros meses del nuevo mandato. O sea, tenemos adrenalina para rato. O por lo menos esa es la intención de los políticos.
¿Cuál podría ser la gran sorpresa de último momento? Yo especulo que será la vacuna y un súper tratamiento. A principios de semana, los mercados aumentaron debido al optimismo en este campo. ¡Ojo! Lograr esto es muy difícil. No estoy diciendo que antes de las elecciones se dará el anuncio. Lo que digo es lo siguiente: Muy probablemente, Trump quiere eso antes de las elecciones porque sería la bomba para su campaña. El manejo de la pandemia ha sido un punto en contra para Trump. Entonces, podría querer la redención con un súper anuncio de este estilo. Vacuna, distribución, tratamiento y toda la parafernalia. El fin del coronavirus y Donald Trump como el héroe salvador.
Claro que una cosa es querer y otra muy distinta es poder. La vacuna rusa y otras por ahí son un chiste, porque no cumplen con las exigencias. Según la Organización Mundial de la Salud, hay 170 vacunas en desarrollo y 30 de ellas están bajo ensayos clínicos. Moderna, Pfizer/BioNTech, y Curevac están trabajando en una vacuna basada en mRNA. Nota: Esto del RNA se refiere al ácido ribonucleico que es un material genérico de ciertos virus. Se relaciona al ADN (DNA en inglés) pero no es lo mismo.
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El asunto es que no es fácil desarrollar una vacuna antiviral. No es solo cuestión de dinero. También es cuestión de tiempo. Pero hay otro detalle importante, que es el transporte. En este momento, por ejemplo, la compañía de logísticas estadounidense UPS está construyendo enormes refrigerados (del tamaño de un campo de fútbol) especialmente diseñados para almacenar las vacunas para el coronavirus. Todo esto como parte del esfuerzo global para hacer posible la vacuna lo más pronto posible. La temperatura es el gran enemigo aquí porque desestabiliza la vacuna. Entonces, el tema de la bendita vacuna no es una misión imposible, pero toma su tiempo y requiere de mucha logística.
La expansión cuantitativa, la euforia tecnológica y el optimismo (racional e irracional) han mantenido el alza. Por el monumento, ha sido el mercado de capitales lo que ha impulsado este boom. Pero los avances médicos podrían tener un fuerte impacto en la economía real, porque nos permitiría volver a la normalidad. En este caso, podríamos tener una recuperación económica basada en la producción y no solo en el papel.