Opinión de: Anthony Agoshkov, cofundador de Marvel Capital
El mundo está siendo testigo de la mayor transferencia de patrimonio de la historia moderna.
Durante los próximos 20 años, los millennials y la Generación Z heredarán alrededor de 83 billones de dólares, y algunas previsiones alcistas sugieren que hasta 4 billones de dólares de ese capital podrían ser tokenizados onchain para 2030.
La historia más importante no es el tamaño de la transferencia, sino cómo se dirigirá ese capital.
Mientras que las family offices se apoyan en bienes raíces, el comercio y la energía, una nueva generación ya está pidiendo algo diferente. Buscan carteras tokenizadas, exposición a criptoactivos y un lugar en los centros financieros construidos para una era digital-first. Los gestores de patrimonio se enfrentan a una prueba clara: expandir su estrategia para incluir la tokenización, o ver cómo la próxima ola de capital encuentra socios que sí lo hagan.
La tokenización es el puente para la transición de patrimonio
En el centro de esta adaptación se encuentra la tokenización, un mecanismo que permite que los activos tradicionales fluyan hacia los mercados digitales sin perder su forma familiar.
Los activos yield-bearing pueden digitalizarse, emitirse onchain y gestionarse bajo reglas de informes familiares. Esto cambia la velocidad del capital, lo que antes se movía en años ahora puede hacerlo en días. Este es el plazo que espera la próxima generación. Para los herederos, hace que las criptomonedas sean menos un riesgo y más una mejora, liquidez digital anclada en el patrimonio en el que sus familias ya confían.
Esta tendencia ya es visible sobre el terreno, con el Golfo convirtiéndose en un laboratorio en vivo. El Dubai International Financial Centre supervisa ahora alrededor de 1,2 billones de dólares en activos de family offices, una cifra que sigue aumentando a medida que las familias prueban hasta dónde pueden llevar su patrimonio los marcos criptoamigables. Debajo del bombo, la historia real es que la custodia está siendo cableada, los fondos tokenizados están siendo lanzados, y la diversificación se está moviendo a carriles digitales. Una vez que esa infraestructura esté en su lugar, el capital rara vez regresa.
Mientras tanto, Arabia Saudita y los EAU esperan más de 12.000 nuevos individuos de alto patrimonio neto en 2025, atraídos a centros donde la tokenización ya está en marcha. Asia también sigue el ritmo: algunas family offices chinas en el extranjero planean aumentar la exposición a las criptomonedas a alrededor del 5% de sus carteras, y el trading en los tres principales exchanges de Corea ha subido un 17% en lo que va de año. Ese flujo muestra que la claridad legal actúa como un activo competitivo y nos da un avance de la carrera entre los centros de patrimonio globales.
Para los gestores de patrimonio, la conclusión es clara: la gran transferencia de patrimonio no pasará directamente de los bonos a Bitcoin (BTC). En su lugar, se moverá a través de la tokenización, que hace que las carteras sean digital-first sin obligar a las familias a abandonar lo que conocen. Y quien construya ese puente primero establecerá el estándar para todos los demás.
Sí, los primeros signos de adaptación son visibles, pero el camino es desigual. Las reglas chocan, la infraestructura se ralentiza y las generaciones no se ponen de acuerdo. Juntas, estas fricciones frenan el capital y constituyen la verdadera prueba para los gestores de patrimonio.
Obstáculos ocultos que frenan el capital de la próxima generación
La transición no será fluida. El primer muro con el que se encontrarán las familias es la regulación.
Basta con mirar el Golfo: las normas federales, a nivel de emirato y de zona franca superpuestas en los EAU, además de regímenes distintos en Baréin, Arabia Saudita y Qatar, dirigen el capital en diferentes direcciones. Para las familias con dinero repartido por las fronteras, las reglas cambian más rápido de lo que los abogados pueden reescribir los contratos.
Más allá del Golfo, las fracturas solo se multiplican. Europa se apoya en Markets in Crypto-Assets (MiCA), EE. UU. tiene la Ley GENIUS, y Asia está implementando regímenes de stablecoins en Hong Kong y Singapur.
Frente a ese mosaico, las familias preguntan lo obvio: ¿En qué libro de reglas confías, y cuál sobrevive lo suficiente como para importar? El resultado es el mismo: capital aparcado al margen, esperando una claridad que quizás nunca llegue.
La claridad sobre el papel no es suficiente si la infraestructura sigue teniendo fugas. Muchas family offices aún carecen de mesas de custodia, herramientas de informes adecuadas o el tipo de gobernanza que pueda gestionar carteras tokenizadas de forma segura. Sin esa columna vertebral, las operaciones se estancan en procesos manuales, las asignaciones siguen siendo experimentales y las carteras nunca escalan. En última instancia, las criptomonedas parecen menos una estrategia y más una apuesta secundaria.
Además de eso, llega la división generacional. Los herederos están ansiosos por avanzar, viendo la exposición digital como una apuesta mínima. Los altos directivos la descartan como demasiado volátil, no probada y lejos de la cartera “real”. Cada vez que una junta directiva dice “no”, el patrimonio más joven busca discretamente a alguien más que dirá “sí”. Con el tiempo, ese goteo se convierte en un éxodo.
Juntándolo todo, el panorama es claro: reglas que separan a las familias, infraestructura estancada en la recuperación y generaciones moviéndose a diferentes velocidades. Por eso esta es la verdadera prueba de estrés; los gestores que la superen convertirán los obstáculos en una ventaja. La única pregunta es qué construirán mañana por la mañana.
Construyendo la oficina de patrimonio lista para tokens
La próxima ola de capital no se quedará inactiva, esperando que los reguladores se armonicen, que las generaciones se alineen o que la infraestructura se ponga al día.
De cualquier manera, las familias seguirán avanzando, por lo que los gestores deben tratar la regulación como un kit de herramientas. No persiguiendo una licencia “perfecta”, sino apilando jurisdicciones: la Virtual Assets Regulatory Authority en Dubái para la emisión, Abu Dhabi Global Market para disputas, Baréin para superposiciones de la Sharia y, cuando sea necesario, incorporando la MiCA de Europa, la Ley GENIUS de EE. UU. o el régimen de Hong Kong. De esta manera, el conjunto se adapta en lugar de romperse cuando el mapa cambia. El capital también lo hace.
¿División generacional? Se puede reconducir. Otorga a los herederos derechos de voto basados en monederos, permite a los mayores tener claves de veto y empuja las decisiones a través de la lógica de smart-contracts en lugar de interminables paquetes de la junta. De esa manera, la velocidad que esperan los inversores más jóvenes está integrada, mientras que la supervisión que exigen los mayores nunca se pierde.
Si las regulaciones pueden transformarse en un kit de herramientas y las brechas generacionales en un diseño de gobernanza, entonces la infraestructura apenas es un obstáculo. Mesas de custodia, flujos de informes, incluso gobernanza preparada para tokens, estos son solo ampliaciones. Muestra a las familias que las carteras digitales pueden funcionar con la misma disciplina que las tradicionales, y las excusas desaparecerán.
De ello se desprende que, con obstáculos o no, están lejos de ser inamovibles. El capital siempre encuentra una ruta hacia adelante, incluso si toma el camino largo. Los gestores que reconozcan eso, y actúen en consecuencia, capturarán los billones que ahora se mueven a carriles digitales.
Opinión de: Anthony Agoshkov, cofundador de Marvel Capital.
Este artículo tiene fines de información general y no pretende ser, ni debe tomarse como, asesoramiento legal o de inversión. Los puntos de vista, pensamientos y opiniones expresados aquí son únicamente los del autor y no reflejan ni representan necesariamente los puntos de vista y opiniones de Cointelegraph.