Aunque a lo largo de los años se han realizado múltiples intentos de construir “criptociudades” —zonas especiales que dependen de la tecnología blockchain para funcionar—, la mayoría de los experimentos han fracasado, y ejecutivos del criptosector creen saber por qué.
Uno de los proyectos más recientes y destacados fue Akon City, una idea original del cantante senegalés-estadounidense Akon. Anunciado en 2018, se suponía que iba a ser una ciudad inteligente de 6.000 millones de dólares con una economía basada en las criptomonedas, pero se abandonó oficialmente en julio.
Satoshi Island, un proyecto para adquirir una isla entera cerca de Vanuatu, se puso en marcha en 2021 con la aspiración de crear un hogar para profesionales de criptomonedas dentro de una economía basada en blockchain. Su última actualización fue en julio, y el proyecto seguía trabajando para establecer los servicios esenciales y asegurar su acuerdo de licencia con las partes interesadas de la isla.
También hubo en su día grandes planes para construir una ciudad impulsada por blockchain llamada Puertopia en la base naval de Roosevelt Roads en Ceiba, que también se anunció en 2018. Pero no ha habido ninguna actualización significativa en años.
Las criptociudades están resolviendo los problemas equivocados
En declaraciones a Cointelegraph, Ari Redbord, director global de política y asuntos gubernamentales de la empresa de inteligencia blockchain TRM Labs, dijo que muchos experimentos de criptociudades fracasan porque se centran en objetivos imposibles.
Muchos proyectos de criptociudades prevén construir una ciudad entera desde cero que utilice una economía basada en blockchain, se financie mediante tokens y sea completamente autónoma del resto de la sociedad.
Sin embargo, Rebord argumentó que una mejor oportunidad reside en modernizar las economías existentes, incorporando inteligencia artificial para ayudar a analizar el riesgo, detectar el fraude, impulsar una toma de decisiones más inteligente y utilizando blockchains para proporcionar la capa de confianza que garantiza la transparencia y la rendición de cuentas.
“Para mí, la idea de una criptociudad ya es una realidad. Se trata de mejorar los sistemas en los que ya confiamos. A medida que crece la adopción institucional y los gobiernos elaboran normas más claras, la infraestructura financiera mundial se está trasladando on-chain”, afirmó.
“Todas las ciudades se convertirán en criptociudades, no por ideología, sino por tecnología: vías más rápidas, seguras y transparentes para mover valor.”
Una criptociudad pura es posible, pero supone un reto
Kadan Stadelmann, director de tecnología de la plataforma blockchain Komodo, declaró a Cointelegraph que las ciudades soberanas autónomas impulsadas por sistemas de criptomonedas y descentralizados son posibles en un espacio no gobernado, como las aguas internacionales.
Para tener éxito, cree que es necesario que la blockchain garantice la transparencia, la seguridad y la adaptabilidad en una amplia gama de sectores, incluidos el energético y el alimentario.
También requeriría una dedicación extrema y una visión centralizada por parte de la población, que debe estar dispuesta a sacrificar las comodidades modernas hasta que se implemente por completo.
Sin embargo, también conllevaría otras amenazas, como las de los gobiernos que quieren recaudar impuestos y hacer cumplir las leyes locales, y podría quedar indefensa ante los ataques.
“Incluso si un individuo compra una isla, ¿qué puede hacer si unos piratas la invaden? No hay policía ni ejército en la isla. Tampoco hay hospital. Una ciudad soberana multiplica estos riesgos muchas veces”, afirma Stadelmann.
“Podría ser que los vastos recursos de las criptomonedas se utilicen mejor para mejorar el mundo que ya tenemos.”
Una idea mejor: una criptozona especial en una ciudad moderna
Vladislav Ginzburg, fundador y CEO de la plataforma de infraestructura blockchain OneSource, declaró a Cointelegraph que el uso de las criptomonedas en una ciudad-estado moderna como Dubái, con el apoyo del Gobierno, sería una opción más viable que empezar desde cero.
“Algunas ciudades ya han hecho un muy buen trabajo en la digitalización de los servicios gubernamentales, como Kiev y Dubái, por lo que ese primer paso clave es realmente posible”, afirmó.
Maja Vujinovic, cofundadora y CEO de la empresa de tesorería Ethereum FG Nexus, también se muestra escéptica sobre el éxito de una criptociudad sin el respaldo del Estado, ya que tendría que lidiar con la legislación inmobiliaria y la gobernanza.
“El camino realista no es una nueva ciudad soberana, sino vecindarios criptonativos dentro de zonas respaldadas por el Estado donde ya se han resuelto las cuestiones de licencias, AML e inmigración”, afirmó.
“Los ingredientes ganadores son: un socio gubernamental con regulación y visados delegados, capital escalonado de miles de millones de dólares, criptonormas claras y empleadores de referencia en IA, criptomonedas y biotecnología.”
Sean Ren, cofundador de la plataforma blockchain nativa de IA Sahara AI, cree que si una criptociudad espera evadir el control y la regulación del gobierno, estará condenada al fracaso.
Sin embargo, una zona construida específicamente dentro de una ciudad ya establecida para probar nuevas tecnologías, como los derechos de propiedad tokenizados o la gobernanza de datos de IA, tendría más posibilidades de éxito.
“La verdadera oportunidad no está en crear jardines vallados para las élites tecnológicas, sino en crear entornos de pruebas regulados que aporten lecciones a la política nacional”, afirmó.
“Una ciudad diseñada para probar de forma responsable las normas de formación en IA, los estándares de procedencia de los datos o las economías basadas en tokens podría aportar un valor real.”
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