La compañía minera de criptomonedas con sede en Canada Great North Data ha presentado una declaración de bancarrota, supuestamente debido a la insolvencia.

Tal como informó la Canadian Broadcasting Corporation el 4 de diciembre, Great North Data, que operaba instalaciones de criptominería en Labrador City y Happy Valley-Goose Bay, presentó documentos de bancarrota a fines de noviembre, listando CAD 13.2 millones (USD 10 millones) en pasivos, mientras solo albergaba CAD 4.6 (USD 3.5 millones) millones en activos.

Deudas con el estado

Con eso, según los informes, Great North Data debe CAD 313,718 (USD 238,080) a la Corporación de Inversión Empresarial del gobierno de Newfoundland y Labrador, que la compañía aseguró para la construcción, el terreno, la maquinaria y el equipo.

La Agencia de Oportunidades del Atlántico de Canadá sería un acreedor no garantizado por CAD 281,675 (USD 213,868) y financió a la compañía por CAD 500,000 (USD 379,637) en el 2015 en forma de una contribución incondicionalmente reembolsable.

Al momento de la publicación de este informe, el sitio web de la empresa no funciona y Cointelegraph no ha podido comunicarse con Great North Data en LinkedIn. La firma tampoco tiene un número de teléfono para contacto.

Condiciones desafiantes

La industria se ha vuelto cada vez más desafiante para los mineros; otras firmas como la importante firma de criptominería con sede en Washington, Giga Watt, cerraron en enero, alegando que era "insolvente e incapaz de pagar sus deudas a su vencimiento".

En octubre, BCause Mining, una operación minera de Bitcoin (BTC) en Virginia Beach en Estados Unidos, recibió la orden de liquidar sus activos, cerrar sus operaciones y despedir a sus 27 trabajadores a tiempo completo y cuatro a tiempo parcial, luego de presentar documentos de bancarrota a principios de este año.

Mientras tanto, la empresa minera Bitfarms sigue expandiendo sus operaciones a pesar de las quejas de los residentes de la ciudad de Sherbrooke, Quebec. Bitfarms gestionaría cinco operaciones mineras repartidas por la provincia para aprovechar la energía hidroeléctrica local barata, mientras que los residentes que viven cerca del sitio se quejan del sonido y las vibraciones presuntamente intolerables que se originan en la instalación.

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