En un esfuerzo por mantener a los ciudadanos seguros, las autoridades estatales han implementado rápidamente varios planes de emergencia para frenar la propagación del COVID-19, en Corea del Sur, los trasladaos de ciudadanos infectados se están notificando a través de mensajes de texto públicos, en Israel, el gobierno ha aprobado una ley para rastrear los teléfonos inteligentes que pertenecen a las personas sospechosas de estar infectadas, en los Estados Unidos, el gobierno está en conversaciones con Google y Facebook para acceder a los datos de ubicación, y en el Reino Unido, el gigante de datos, Palantir, está recolectando datos para informar a el Servicio Nacional de Salud y así este pueda responder, las maneras en las que los gobiernos pueden aprovechar la tecnología para vigilar y hacer cumplir las restricciones es más clara que nunca.

Mientras que estas medidas se siguen aplicándose, los ciudadanos empiezan a darse cuenta de algunas de las consecuencias de anteriores decisiones relacionadas con la privacidad y ven la relativa falta de control que tienen sobre su información personal, como vimos de los EE.UU. en 2005, las disposiciones de la Ley Patriota aprobada en 2001 se hicieron permanentes, y las medidas de emergencia que nos protegen hoy en día en tiempos de crisis pueden permanecer para siempre.

Ya sea sin querer, intencionadamente, sin querer, justificado o no, hemos visto a las autoridades hacer concesiones una y otra vez entre la salud pública y la protección de datos personales, ¿es esto realmente necesario?

La privacidad personal y el bien mayor no son mutuamente excluyentes

Los gobiernos y las corporaciones parecen operar bajo la suposición de que los datos personales y la privacidad deben ser sacrificados por el bien común, esta compensación es una dicotomía errada, la historia demuestra que tampoco tenemos que sacrificarnos.

Hoy, la mayor parte de la tecnología que utilizamos está centralizada,  esto significa que cuando usamos una aplicación, todos los datos asociados viven en los servidores de la organización, estos pueden incluir datos personales de los usuarios como, los números de la Seguridad Social, las fechas de nacimiento, las direcciones, etc, esta concentración de datos personales pone a los usuarios en riesgo, y les da poder de decisión a aquellos que poseen los datos, a medida que la base de usuarios y el conjunto de datos crecen, éstos y su valor que crecen, se hacen accesibles a más personas en la organización, la expansión del acceso y la recopilación de datos aumenta los riesgos de una violación de datos, robo e incluso un hackeo malicioso.

Por el contrario, la infraestructura descentralizada permitiría a los gobiernos y las organizaciones resolver problemas a gran escala al tiempo que protege la privacidad de las personas, la comunidad más amplia de defensores descentralizados sostiene que los derechos de privacidad de las personas son fundamentales para la sociedad.

Aplicaciones descentralizadas para ayudar a los gobiernos a aplanar la curva.

Aunque ha sido un desafío para la mayoría de los gobiernos implementar soluciones tecnológicas para combatir el coronavirus y cumplir con los requisitos de protección de la información, la comunidad del movimiento descentralizado ha llegado para asumir el manto.

A diferencia de la infraestructura centralizada, la descentralizada no reúne los datos de los usuarios en un servidor centralizado, en cambio, los datos se guardan en los dispositivos de los usuarios o en las nubes privadas y se cifran para que solo la clave privada del usuario pueda desbloquearlos, los usuarios poseen sus datos y no hay concentración de datos personales en servidores o centros de datos remotos.

Identidades desechables para preservar la privacidad.

Para abordar este problema, un grupo de desarrolladores está creando una tecnología, llamada identidades desechables, que permitiría rastrear a las personas sin exponer su identidad real o exponer información personal, esperan que esto permita a los gobiernos frenar el COVID-19 y cualquier otra pandemia.

El equipo detrás de este proyecto define a identidades desechables como "identidades temporales basadas en atributos que otorgan privacidad a los usuarios finales".

Las identidades desechables se pueden utilizar para ayudar a rastrear el estado de salud de los ciudadanos, cada ciudadano tendriá una aplicación móvil con un código de color de su estado de salud, cuando un ciudadano visita a un profesional, el profesional puede actualizar su estado de salud, la aplicación móvil genera una identidad desechable para proteger la privacidad del ciudadano durante este tiempo, que es cómo la identidad real de los ciudadanos permanece privada.

A cambio, las aplicaciones móviles enviarán informes al gobierno, proporcionándole una visión general e información sobre la pandemia para tomar decisiones sin comprometer la privacidad de las personas, Si bien el seguimiento de los ciudadanos infectados es un problema, hay muchos otros, uno de ellos es la sobrecarga en las infraestructuras sanitarias.

Proteger los datos y reducir las visitas al hospital

Liderados por un ex desarrollador de ConsenSys, más de 30 tecnólogos y académicos se han unido recientemente para construir una aplicación móvil de código abierto que permite a los usuarios rastrear sus síntomas de coronavirus a través de una plataforma basada en blockchain que mantiene su propiedad de los datos ingresados, el seguimiento de los síntomas ha sido muy importante para los médicos a medida que clasifican a los pacientes a través del sistema, y los proyectos descentralizados como este, apuntan a hacerlo de una manera que no permita que terceros recopilen información comprometedora.

Los rastreadores de síntomas basados en blockchain también podrían proporcionar educación e información en un esfuerzo por reducir aún más la cantidad de visitas innecesarias al hospital, eventualmente, las aplicaciones de seguimiento de síntomas, en uso más allá de la era del coronavirus, podrían eventualmente actuar como una interfaz de confianza entre el sistema de salud y el público en general, teóricamente, las autoridades sanitarias podrían compartir materiales educativos con la población en general, y los ciudadanos podrían elegir la información que comparten con ciertas partes, en el futuro, esta tecnología podría ser muy útil para permitir a los pacientes navegar por la cinta roja del registro burocrático de la industria de la salud.

Hay nuevos grupos con mentalidad de privacidad que divulgan estos proyectos todo el tiempo, NBC recientemente cubrió una cantidad de equipos que toman diferentes enfoques, aquí hay una lista de los que actualmente conocemos que al menos tratan de considerar la privacidad personal mientras combaten el virus con información clave: COVID Watch, NextTrace, GreenPass, CoronaTracker, Corona Trace, COVID Safe Paths, MiPasa, Tech Against Corona, Verily y los ingenieros de Pinterest, DP3T, TraceTogether y HaMagen.

Un cambio duradero

Estos son solo dos ejemplos de cómo las aplicaciones descentralizadas pueden brindar a los gobiernos y las organizaciones las herramientas que necesitan para servir y proteger a la sociedad a gran escala sin la necesidad de que los ciudadanos arriesguen su privacidad, datos o identidades.

Desafortunadamente, desde el comienzo de la pandemia del COVID-19, muchas autoridades estatales han puesto en peligro los datos de los ciudadanos en nombre de la salud pública, entendemos que en tiempos de crisis, las medidas de emergencia son inevitables, pero la tecnología necesaria para evitar estas opciones mientras se sirve efectivamente a los ciudadanos ya existen hoy en día.

Mucho cambiará a raíz del coronavirus, esperamos que el cambio a la tecnología descentralizada sea positivo y se establezca por completo.

Los puntos de vista y opiniones expresados aquí son únicamente los del autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista de Cointelegraph

Muneeb Ali, un Ph.D. graduado de la Universidad de Princeton, es el cofundador de Blockstack, un proyecto en una misión para construir un Internet propiedad de los usuarios, también es el CEO de Blockstack PBC, una Corporación de Beneficios Públicos que ha recaudado más de 75 millones dólares para desarrollar los protocolos centrales para Blockstack.

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