¿Alguna vez te has sentido tentado de pensar que solo hay dos opciones posibles en una situación? ¿Que o eres blanco o eres negro, que o estás conmigo o estás contra mí, que o inviertes en Bitcoin o en Ethereum? Si es así, no te preocupes, no eres el único. Es muy humano caer en la trampa de los falsos dilemas, que consisten en reducir la realidad a dos alternativas excluyentes y extremas, ignorando otras posibilidades más matizadas y razonables.
Los inversores, por lo general, tienen una gama muy amplia de opciones a la hora de poner su dinero a trabajar. Y tienen la libertad de invertir en varios activos al mismo tiempo. De hecho, esa elección es muy recomendable, ya que de esta forma se reduce el riesgo mediante la diversificación. Pero claro, eso no es tan divertido ni tan emocionante como tomar posturas radicales y defenderlas a capa y espada en las redes sociales. Sobre todo, en la búsqueda de clics en Twitter (ahora X). Esto lo vemos en especial en la supuesta rivalidad entre Bitcoin y Ethereum, dos criptomonedas que compiten por el liderazgo del mercado.
Pero, ¿y si te dijera que no tienes que elegir entre una u otra? ¿Que puedes invertir en ambas, o en ninguna, o en otras muchas opciones que existen? ¿Que lo importante no es el nombre del activo, sino su rentabilidad, su riesgo, su liquidez y su adecuación a tu perfil y a tus objetivos? ¿Que lo que hoy es una ganga mañana puede ser un timo, y viceversa? ¿Que lo que funciona para unos puede no funcionar para otros? ¿Que lo que parece una verdad absoluta puede ser una mentira relativa?
Claro que no todos tienen la valentía de escapar de la trampa de los falsos dilemas. Y pocas cosas generan más polémica que una batalla muerte.
Imagina que Peter Brandt, el famoso inversor y trader, dice que Ethereum no sirve para nada como reserva de valor, comparado con Bitcoin. Lo que dice es que Ethereum va a desaparecer como moneda digital en 10 años. Sí, has leído bien, 10 años. Ese es el tiempo que le da Brandt a Ethereum para morir.
¿Y por qué Brandt es tan pesimista sobre Ethereum? Pues porque, según él, Ethereum no es una buena reserva de valor sobre todo si lo comparamos con Bitcoin. Brandt dice que no entiende por qué los inversores eligen mantener Ethereum en sus carteras, cuando su funcionalidad es mala y sus comisiones son altísimas. De hecho, Brandt no tiene reparos en calificar a Ethereum de “basura”.
Pero, ¿tiene razón Brandt? ¿Es Ethereum una “basura” que va a desaparecer en una década? ¿O es una joya que va a brillar más que Bitcoin en el futuro? La respuesta, como suele ocurrir en estos casos, no es tan simple ni tan definitiva. Depende de muchos factores, como la evolución del mercado, la innovación tecnológica, la regulación legal, la adopción masiva, la competencia, etc. Y, sobre todo, depende de la opinión de cada uno.
Porque, al fin y al cabo, Brandt no es más que un experto más, con sus aciertos y sus errores, con sus preferencias y sus prejuicios, con sus intereses y sus motivaciones. No es un oráculo infalible, ni un profeta visionario, ni un dios todopoderoso. Es un ser humano, como tú y como yo, que expresa su punto de vista sobre un tema que le apasiona. Y, como tal, puede equivocarse, o acertar, o ambas cosas a la vez.
Así que, la próxima vez que leas una noticia sobre la rivalidad entre Bitcoin y Ethereum, o entre cualquier otra criptomoneda, no te dejes llevar por el sensacionalismo, el fanatismo, el escepticismo o el cinismo. Piensa por ti mismo. Y recuerda que, en el mundo de las criptomonedas, nada es seguro, nada es eterno, nada es absoluto.
¿Por qué los inversores eligen mantener Ethereum en sus carteras, cuando su funcionalidad es mala y sus comisiones son altísimas? ¿Por qué la gente cree en Ethereum? ¿Es por su tecnología innovadora, por su potencial disruptivo, por su visión utópica? ¿O es por su comunidad dinámica, por su ecosistema diverso, por su espíritu colaborativo? Quizás sea por todo eso, o quizás no sea por nada de eso. Quizás sea simplemente porque les gusta, porque les divierte, porque les emociona.
Ethereum no es perfecto, ni mucho menos. Tiene sus problemas, sus limitaciones, sus desafíos. Su funcionalidad es mejorable, sus comisiones son exorbitantes, su escalabilidad es cuestionable. Pero eso no le quita mérito, ni valor, ni futuro. Al contrario, le da más atractivo, más oportunidad, más proyección. Porque Ethereum es un trabajo en proceso, un proyecto en evolución, una idea en movimiento.
Ethereum es, en definitiva, una creencia. Una creencia compartida por millones de personas que confían en su potencial, que apoyan su desarrollo, que participan en su construcción. Una creencia que se basa en la razón, pero también en la pasión, en la intuición, en la imaginación. Una creencia que se alimenta de la curiosidad, de la creatividad, de la diversidad.
Ethereum es una promesa. Pero no una promesa cualquiera, sino una promesa que nos ilusiona, que nos motiva, que nos reta. Una promesa que nos hace soñar, que nos hace pensar, que nos hace actuar.
Pero, como toda promesa, Ethereum también tiene sus riesgos, sus incertidumbres, sus obstáculos. Riesgos que nos asustan, que nos frenan, que nos desaniman. Incertidumbres que nos confunden, que nos cuestionan, que nos desafían. Obstáculos que nos dificultan, que nos retrasan, que nos impiden.
¿Significa eso que Ethereum está condenado al fracaso, al olvido, a la muerte? ¿Que debemos renunciar a él, ignorarlo, olvidarlo? ¿Que no vale la pena invertir en él, apoyarlo, construirlo? ¿Que es mejor quedarnos con Bitcoin, el rey indiscutible, el líder indomable, el pionero inigualable?
No necesariamente. Porque Ethereum no es solo una promesa, sino también una realidad que se está construyendo.
Bitcoin es el oro digital: simple, sólido y valioso. Ethereum es el petróleo digital: complejo, versátil y útil. ¿Son rivales?
Los inversores compran Ethereum, porque ven su potencial. Aunque Peter Brandt lo llame basura, muchos lo siguen comprando. Y ganan dinero con él. ¿Por qué no? Ethereum tiene más potencial de crecimiento que Bitcoin debido su menor capitalización. Y ofrece más posibilidades que solo guardar y ya.
Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.