En los últimos años, el greenwashing se ha convertido en un grave problema en el ámbito de la sostenibilidad corporativa. Esta práctica implica tácticas de marketing engañosas que intentan convencer a los consumidores de que una empresa es ambientalmente responsable sin implementar cambios efectivos. Cassio J. Krupinsk, director general de BlockBR, advierte sobre los riesgos de este fenómeno, especialmente en el mercado de créditos de carbono.
“El greenwashing no sólo desacredita a las empresas, sino que también impide los avances necesarios en la lucha contra el calentamiento global”, explicó Krupinsk.
Grandes empresas, como Apple y Coca-Cola, ya se han visto envueltas en controversias sobre el greenwashing. Apple, por ejemplo, destacó algunas acciones verdes mientras dejó de lado la cuestión de la obsolescencia programada y el impacto ambiental de fabricar sus productos en China. Coca-Cola promocionó las botellas PlantBottle como “sostenibles”, a pesar de ser uno de los mayores contaminadores de plástico del mundo.
Los créditos de carbono, creados para ayudar a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, también se han convertido en un objetivo para el greenwashing. Muchas empresas compran estos créditos para cumplir con las regulaciones ambientales sin realizar cambios estructurales en sus procesos.
“El mercado de créditos de carbono se ha convertido en un terreno fértil para el greenwashing, ya que muchas empresas compran créditos para mejorar su imagen sin necesidad de ajustar sus operaciones”, advirtió Krupinsk.
El problema se agrava por la falta de transparencia y la ausencia de criterios sólidos que garanticen la eficacia de estos créditos. En un caso reciente, Greenpeace demandó a la empresa australiana Woodside, que afirmaba reducir sus emisiones en un 11% con créditos de carbono, cuando en realidad sus emisiones aumentaron un 3%. Delta Air Lines también se enfrenta a acciones legales en EE. UU. por afirmar ser la “primera aerolínea neutra en carbono del mundo”, lo que ha suscitado críticas sobre la validez de sus créditos de carbono.
Krupinsk cree que una solución para combatir el greenwashing sería el uso de tecnologías y un mayor control regulatorio. “La tokenización permite crear un entorno seguro y confiable para documentar las transacciones de créditos de carbono. Este proceso requiere un registro transparente de las áreas de desarrollo e impactos de cada proyecto, evitando distorsiones en los datos”, afirmó. Para él, “el verdadero valor de los créditos de carbono no está sólo en el producto financiero, sino en el impacto ambiental real y medible que promueven”.
Proyectos de créditos de carbono bien estructurados y transparentes son esenciales para garantizar que estos activos, de hecho, contribuyan a la sostenibilidad y eviten el greenwashing, asegurando que la lucha contra el cambio climático avance significativamente.
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