Este próximo enero, el Foro Económico Mundial celebra su aniversario 50 y los asistentes firmarán un nuevo manifiesto que propone un nuevo tipo de capitalismo. Como ya es costumbre, las reuniones tendrán lugar en la estación de esquí suiza de Davos. El evento por supuesto es sumamente famoso porque reúne a los principales líderes empresariales con los políticos más importantes del planeta. El profesor Klaus Schwab es el célebre creador de este encuentro que muchos tildan de ser un malvado club de ricos o la siniestra ONG del statu quo. Sin embargo, pocos saben que el profesor de 83 años y tal vez el hombre con los mejores contactos del mundo es un gran crítico del capitalismo actual y aboga por reformas urgentes. Él tiene años promoviendo un nuevo tipo de capitalismo. ¿En qué está fallando el capitalismo actual? ¿En qué consiste esta nueva propuesta? ¿Y Bitcoin? ¿Bitcoin solucionará todos nuestros problemas?
El Foro Económico Mundial es en realidad una ONG. Fue fundada en 1971 y tiene su sede en el cantón suizo de Ginebra. La organización es conocida por organizar un evento anual, a finales del mes de enero, en Davos, en un lujoso resort de los Alpes. Ahí se reúnen empresarios, banqueros, jefes de Estado, magnates, políticos, académicos, periodistas y celebridades para discutir los principales problemas del acontecer mundial. Por lo general, el número de asistentes ronda en los 3 mil. Pero estamos hablando de la crema y nata del mundo. Bono, Leonardo DiCaprio, Bill Clinton, Jack Ma, los creadores de Google y muchos más. Las cuotas de inscripción pueden llegar a más 15 mil dólares por persona. Y la habitación más modesta puede llegar a costar 500 dólares la noche. Claro que también se puede alquilar un pequeño chalet por toda la semana por 120 mil dólares o tal vez un poco más. Estar en Davos es estar literalmente en la cima.
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Klaus Schwab impartió clases en la Universidad de Ginebra por más de 30 años. Cada año, se reunía con sus estudiantes para conversar sobre los principales problemas del mundo. Sobre todo, se enfocaban en el mundo de los negocios, que es su área. Debemos recordar que a principios de los 70s, el presidente Nixon rompió con los acuerdos de Bretton Woods y abandonó el patrón oro. Desde el punto de visto económico, muchos experimentaron una especie de crisis existencial. Surgió la necesidad, entonces, de pensar el sistema. El profesor Schwab, que para entonces había ganado cierta notoriedad internacional debido a sus libros, se preguntó: ¿Por qué no crear una plataforma donde se reúnan políticos con gente del mundo de los negocios? La misión: Conversar, reflexionar y plantear soluciones para los grandes problemas. Así surgió el foro de Davos.
Claro que un foro dedicado a reunir a la elite mundial es imposible que no sea objeto de críticas. Todos sabemos que las elites se reúnen todo el tiempo para hacer tratos y negocios. Pero eso de reunirse en público ya es demasiado para muchos. Por supuesto que el foro tiene muchos críticos. Es más, los teóricos de la conspiración aman criticar al foro de Davos. Y los activistas antiglobalización adoran protestar en las faldas de esa montaña. Pero, ¿cuáles es el problema con Davos? Bueno, lo mismo de siempre. Que son una élite velando por sus propios intereses, que solo se reúnen para conspirar y que el único objetivo del evento es promover el statu quo. Eso por supuesto en muchos niveles no deja de ser cierto. El hombre es el lobo del hombre. La única diferencia es que los lobos que están en Davos tienen los hilos del poder en sus manos y el resto de los morales deben conformarse con las migajas que bota el sistema.
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Sin embargo, para sorpresa de muchos, el profesor Schwab es sumamente crítico del sistema. Y, todos los años, durante sus discursos en Davos, critica duramente al sistema frente de los dueños de sistema. Sus ideas contrastan radicalmente con la imagen que en algunos sectores se tiene del foro que él organiza. En enero, va a poner a todo el mundo a firmar un manifiesto que planea un nuevo tipo de capitalismo. Él llama a este tipo de capitalismo “stakeholder” capitalismo y lo diferencia del “shareholder” capitalismo. Porque, para el profesor, la principal falla del sistema financiero actual es que pone la ganancia por encima de todo. El capitalismo neoliberal, según él, ha hecho muchísimo daño. En teoría, la crisis económica del 2008 se superó, pero la crisis social no. El sistema actual es una fábrica de desigualdad. Y el descontento mundial es resultado directo de eso. ¡Nada mal, profesor!
Pero, ¿qué es todo eso del “stakeholder" capitalismo o capitalismo de las partes involucradas? Bueno, resulta ser que el profesor tiene ideas muy interesantes. Schwab, por supuesto, no es un criticón resentido y sin base escribiendo sandeces en Twitter todo el día. De esos supuestos héroes antisistema, ya tenemos muchos. Sobre todo, en cripto Twitter. Pero, bueno. Sigamos. Cada vez más personas son las que piden reformas en el sistema. Eso que dijo Francis Fukuyama sobre el fin de la historia, el último hombre y el triunfo indiscutible del capitalismo obviamente es cosa del pasado. Claro que casi todos quieren un cambio. El problema es hallar la solución adecuada. El fundamentalismo de mercado al estilo de la escuela de Chicago y de Milton Friedman claramente no funciona. Pero el capitalismo de Estado tampoco. Ahora se habla mucho de “capitalismo progresista”, del “Green New Deal”, de “democracia económica” o “socialismo participativo”. Pero, ¿son quimeras o mejoras reales?
Cualquiera puede crear una utopía en su cabeza y decir que el sistema que soñó es el mejor de todos. Pero del dicho al hecho hay mucho trecho. No es lo mismo criticar y hablar de un mundo hipotético que construir algo concreto en el mundo real. Milton Friedman decía (parafraseo): “El único negocio de las empresas es hacer negocios”. Es decir, según el fundamentalismo de mercado, nuestra misión consiste exclusivamente en hacer dinero y la mano invisible del mercado solucionará todo lo demás. El capitalismo de accionistas. Schwab cuestiona esta idea, pero no coloca sus esperanzas en Papá Estado. Lo que se propone es un nuevo empresario. La empresa como un organismo social. Capitalismo de las partes involucradas. O sea, las empresas deben generar bienestar y crear valor para todos los involucrados, los dueños, los trabajadores, los clientes, los proveedores, el ambiente, la sociedad y el Gobierno. Es ética y ganancia, no ganancia sobre ética. Eso no solo es correcto. También es más rentable. Irónico, pero cierto.
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El nuevo manifiesto de Davos apuesta por hacer una valoración de las empresas en un sentido más amplio y hace énfasis en la responsabilidad social. El manifiesto en cierto sentido condena el neoliberalismo extremo y la maximización de los beneficios. En enero, se discute y será interesante escuchar a la élite mundial hablando de esto. El profesor Schwab también ha reconocido que lamentablemente no hemos aprendido de los errores de la crisis financiera pasada. Pues, tristemente, no sabemos cómo salir de la trampa de los bajos tipos de interés y una deuda que no para de crecer. Sabemos que está mal, pero no podemos parar. Y, como la economía no está del todo mal, pues, seguimos cayendo en los mismos vicios de pasado.
Me temo que volver al patrón oro o implementar un estándar Bitcoin no solucionará el problema de fondo que es un asunto básicamente ético. Y el fundamentalismo de mercado, que muchos dentro de la comunidad cripto idealizan, es una quimera que probablemente causará más dolor que bienestar. Lamento decirlo, pero las utopías y los dogmas siempre terminan en desastre. Los paraísos futuros son perfectos solo en Twitter. Pero en la práctica solo llevan a la desilusión. Sin embargo, desde ya podemos ser más éticos. Eso no es una utopía. Podemos escuchar al profesor Klaus Schwab. Tal vez ser buena persona pueda ser rentable.