LVC Corporation, la subsidiaria de criptomonedas del gigante de la mensajería, Line, lanzará en abril el trading de su propia criptomonedas, Link, en Japón.

Según un comunicado de prensa del 30 de enero, LVC también está desarrollando un sistema para el debut de Link en Japón en su exchange de criptomonedas local, BitMax.

Line ya empezó el trading de Link en su exchange de criptomonedas internacional, BitBox, a mediados de octubre de 2018. Debido a las regulaciones nacionales más estrictas sobre las criptomonedas en Japón, LVC tuvo que esperar a obtener una licencia de los reguladores financieros locales en Septiembre de 2019 antes de lanzar su exchange de criptomonedas (BitMax) en el país.

Según su sitio web oficial, Link permite a sus titulares acceder a una amplia gama de servicios y aplicaciones descentralizadas, o DApps.

Los mensajeros de aplicaciones sociales y las criptomonedas

Line no es la única aplicación social que actualmente intenta establecer su propia criptoeconomía. Otros ejemplos son las aplicaciones de mensajería Kik, Telegram, Whatsapp y el gigante de los medios sociales Facebook.

Tanto Kik como Telegram están actualmente luchando en batallas legales con la Comisión de Bolsa y Valores de los Estados Unidos por la supuesta venta de valores no registrados a ciudadanos estadounidenses. Kik recientemente solicitó la definición formal de una fecha de juicio para su demanda ante la SEC. La SEC también recientemente fortificó su caso contra Telegram y sugirió que sus tokens Gram valen menos que las rosquillas, dada su falta de valor intrínseco.

La stablecoin de Facebook, Libra, también se ha enfrentado al rechazo de los reguladores. Sin embargo, incluso si nunca viera la luz del día, la misma idea de Facebook de intentar lanzar una alternativa global a las monedas tradicionales ha iniciado una discusión más amplia sobre las monedas digitales a nivel mundial.

Como Cointelegraph reportó a finales de enero, los principales economistas mundiales atribuyen a Libra de Facebook el empujar al mundo a empezar a reconsiderar el dólar de los Estados Unidos como moneda de anclaje.

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