El ecosistema de inversión está cambiando con rapidez. La inflación persistente en Latinoamérica, la política monetaria de los bancos centrales y el avance de regulaciones como MiCA en Europa están redefiniendo las decisiones de los inversores minoristas. En este contexto, Miguel Arias, CEO de Rankia, compartió en entrevista con Cointelegraph en Español, su visión sobre el papel de las criptomonedas en el mundo hispano.

Arias subrayó que bitcoin gana terreno como reserva de valor, pero son las stablecoins las que ya ofrecen soluciones inmediatas y tangibles para millones de personas en la región.

Kevin Rivera: ¿Cómo describiría el panorama actual de inversión en España en comparación con Latinoamérica?

Miguel Arias: En España existe un interés creciente por invertir —impulsado por el ahorro acumulado durante la pandemia, el repunte de la inflación y la mayor oferta de plataformas digitales— y, en términos de formación y estructura de mercado, España suele situarse por delante de los países latinoamericanos.

Los resultados PISA sobre competencia financiera muestran que España está cerca del promedio OCDE (puntuación 486), mientras que los países de Latinoamérica presentan rendimientos notablemente inferiores y tasas más altas de alumnado por debajo del nivel básico. En cualquier caso, ni en España ni en Latinoamérica se apuesta por la formación reglada en esta materia y seguimos yendo por detrás de los países anglosajones.

No parece haber un interés real en que la población aprenda finanzas, posiblemente porque una sociedad más formada en esta materia exigiría más a quienes rigen su destino económico y político, que en general aplican políticas cortoplacistas para mantener su status quo.

Kevin Rivera: En Latinoamérica, también la inflación y la volatilidad son recurrentes. ¿Qué estrategias recomendaría a los inversores que buscan protegerse y diversificar?

Miguel Arias: Lo primero es construir un colchón de liquidez, algo que una buena parte de la población ya no puede hacer. Antes de invertir, hay que disponer de ahorros para imprevistos; sin esto la gestión del riesgo es mucho más difícil. En segundo lugar, tener la inquietud y formación suficiente para plantear una estrategia. A partir de ahí, centrarse en aquella con la que el inversor se sienta más cómodo: diversificación regional y por activos, gestión activa o pasiva, cobertura de cartera, horizonte y perfil. Existen muchas carteras modelo en función del porcentaje de inversión en renta variable, renta fija y otros activos. 

Creo que cada uno debe buscar la que le haga estar más tranquilo. Hay personas que le dedican mucho tiempo a las inversiones y otras que prefieren decidir una estrategia y mantenerla con un enfoque buy & hold. Para muchos inversores en Latinoamérica tiene sentido incorporar protección contra la inflación (por ejemplo, bonos indexados, exposición internacional o stablecoins en contextos de hiperinflación).

Kevin Rivera: ¿Cómo afecta la política monetaria de los bancos centrales en Europa y Latinoamérica a las decisiones de inversión de los particulares?

Miguel Arias: La política monetaria lo cambia todo porque fija el precio del dinero y ajusta las expectativas. Cuando los tipos suben, la financiación se encarece, las valoraciones de muchas empresas se revisan a la baja y la renta fija a corto plazo se vuelve más atractiva; cuando bajan, hay más apetito por riesgo y por activos que se benefician de tipos bajos, como acciones o inmobiliario. 

En Latinoamérica, la cosa tiene una capa extra: los bancos centrales de la región suelen reaccionar con más intensidad a la inflación y al tipo de cambio, por lo que muchos inversores particulares dedican parte de su estrategia a protegerse con activos en divisas fuertes (principalmente dólar) o con instrumentos indexados a la inflación. En la práctica, las decisiones de un inversionista minorista —cuánto dejar en liquidez, qué parte en renta fija local, cuánta exposición internacional asumir— se mueven en función de lo que haga el banco central de turno y de las expectativas sobre inflación y divisa.

Kevin Rivera: ¿Qué papel cree que jugarán las criptomonedas en el futuro: reserva de valor, diversificación o simplemente activos especulativos?

Miguel Arias: No hay una sola respuesta válida para todas las criptomonedas: hay un espectro. Bitcoin está cada vez más posicionado como reserva de valor por su escasez programada y por la entrada de inversores institucionales, aunque su volatilidad sigue siendo alta y eso condiciona su uso para muchos ahorradores.

Por otro lado, las stablecoins están encontrando un hueco muy práctico en Latinoamérica como puente para remesas, pagos y para protegerse en contextos inflacionarios; su crecimiento en volumen lo demuestra. Y luego está todo el universo DeFi y de altcoins, que aportan casos de uso —préstamos, tokenización, etc.—, pero donde conviven mucha innovación real con proyectos puramente especulativos.

Para un inversor minorista hispano lo sensato es ver cripto como un componente pequeño y claramente acotado de la cartera: exposición a innovación y diversificación, pero con reglas estrictas de gestión del riesgo y preferentemente a través de plataformas reguladas.

Kevin Rivera: Con regulaciones como MiCA en Europa y nuevos marcos en Latinoamérica, ¿cómo valora el impacto regulatorio sobre el ecosistema cripto?

Miguel Arias: La regulación tiene un efecto doble: por un lado, aporta seguridad y confianza —MiCA en Europa es un excelente ejemplo, ya que da certeza sobre requisitos, protección al inversor y un marco uniforme que facilita la entrada de actores institucionales—; por otro lado, plantea retos operativos para empresas que deben adaptar productos y cumplir nuevas obligaciones.

En América Latina la situación es más fragmentada: algunos países avanzan con marcos favorables a la innovación y al uso de cripto para pagos y remesas, mientras que otros optan por posturas más cautelosas o restrictivas.

En conjunto, una regulación clara y proporcional tiende a favorecer la adopción responsable y la llegada de capital, pero la heterogeneidad entre jurisdicciones aún genera fricciones para proyectos que buscan escala regional.

Kevin Rivera: ¿Qué innovaciones dentro del mundo blockchain considera más relevantes para los inversores hispanohablantes?

Miguel Arias: Si me pides que apunte a lo que puede tener impacto real y tangible en la vida de los inversores, yo destacaría las stablecoins reguladas porque resuelven problemas prácticos de pagos y remesas por encima del resto de innovaciones.

La tokenización de activos puede democratizar el acceso a bienes que antes eran ilíquidos o caros de comprar —piensa en fracciones de inmuebles o fondos tokenizados—. Y las aplicaciones DeFi pueden ofrecer funciones útiles, como préstamos o mercados de liquidez, siempre que vengan acompañadas de mejores prácticas en seguridad y custodia.

Dicho de otro modo, lo verdaderamente relevante para el inversor es que estas innovaciones ofrezcan liquidez real, casos de uso probados y protección jurídica suficiente.

Kevin Rivera: ¿Qué tendencias globales marcarán el futuro de la inversión minorista?

Miguel Arias: Más que una moda puntual, yo creo que el futuro de la inversión minorista viene marcado por cambios estructurales. El acceso seguirá democratizándose; plataformas y fintechs hacen hoy posible invertir en mercados y activos que antes requerían intermediarios y grandes capitales. La tokenización y los mercados que operan 24/7 cambiarán la liquidez y la forma en que pensamos la propiedad.

Al mismo tiempo, la combinación de más productos y más acceso sin una regulación y educación adecuadas crea riesgos: por eso la mejora en la alfabetización financiera y marcos regulatorios coherentes son igual de importantes.

Para el inversor minorista lo más prudente es centrarse en lo que conoce, en lo que tiene sentido a largo plazo —diversificación, control de costes y formación— en lugar de perseguir la última tendencia del momento.

Kevin Rivera: ¿Cuál cree que es el mayor reto para mejorar la educación financiera en el mundo hispano y cómo deberían enfrentarlo los actores del sector?

Miguel Arias: Hay iniciativas excelentes, pero falta incorporar la competencia financiera en lo estructural: currículo educativo, formación de docentes y programas con métricas claras. Además, la brecha socioeconómica condiciona el acceso y el impacto. Para solucionarlo hacen falta esfuerzos coordinados: el sector público para integrar la formación en la educación básica; el privado y las fintech para crear contenidos prácticos, herramientas y métricas de impacto; y las comunidades y medios para difundir información rigurosa y accesible.

Es un reto de ecosistema: si gobiernos, empresas y plataformas educativas trabajan con objetivos medibles, la mejora será real y sostenible. Las evidencias de PISA y los informes regionales muestran que ese es el camino a seguir. Por el lado de Rankia somos muy activos en acercar formación práctica y accesible a distintos perfiles de usuarios a través de contenidos web y audiovisuales, webinars y eventos como la Rankia Markets Experience que llevamos a cabo en España, México, Chile, Colombia, Uruguay, Brasil y Argentina.

Kevin Rivera: Finalmente, hablando de Rankia, ¿cómo ha evolucionado la misión de la comunidad y qué planes tienen para seguir creciendo en España y Latinoamérica?

Miguel Arias: La misión de Rankia no ha cambiado en esencia: seguimos queriendo que los usuarios tomen mejores decisiones financieras. Lo que sí ha cambiado es el mapa y las herramientas: ahora somos una comunidad con alcance internacional que aborda las necesidades de ahorradores, inversores retail, gestores de empresas y profesionales financieros; con formatos más diversos —vídeo, pódcasts, eventos, comparadores— y una vocación clara de traducir el conocimiento técnico en recursos útiles.

Para crecer en España y Latinoamérica nuestra apuesta es localizar contenidos (con colaboradores nativos que entiendan las realidades locales), ofrecer herramientas prácticas que fidelicen —comparadores, portfolio trackers, formaciones cortas— y establecer alianzas con instituciones financieras y fintechs sin perder la independencia editorial. En el fondo se trata de combinar comunidad, producto y formación para que Rankia siga siendo un puente entre expertos y usuarios en mercados donde la necesidad de información fiable es enorme.

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.