Opinión de: Sasha Shilina, fundadora de Episteme e investigadora en Paradigm Research Institute

En 2024, Nature informó un número récord de retracciones de artículos científicos: más de 10.000 artículos retirados de revistas debido a fraude, duplicación o metodología defectuosa. La revisión por pares, el pilar tan venerado de la legitimidad académica, está bajo asedio. Es demasiado lenta, demasiado opaca y demasiado fácil de manipular.

Mientras tanto, los modelos de inteligencia artificial entrenados con este conjunto de datos defectuoso generan resultados seguros pero sin sentido. Los artículos citan estudios inexistentes. Las decisiones de investigación se guían por la influencia, no por la inferencia. Internet, antaño aclamado como una fuerza democratizadora del conocimiento, es ahora un campo de batalla de desinformación, clickbait y métricas manipuladas.

Estamos viviendo una crisis epistémica.

Y, sin embargo, en los rincones insospechados de Crypto X y los foros de la organización autónoma descentralizada (DAO), se está formando una nueva arquitectura. No para transferir valor, sino para verificar la verdad.

Una capa 2 para el conocimiento

En el mundo de las criptomonedas, las capas 2 abordan el problema de la escalabilidad. Ayudan a Ethereum a procesar más transacciones de forma más rápida y económica. Pero, ¿y si el verdadero cuello de botella de la escalabilidad no es financiero, sino epistemológico?

La ciencia no está escalando. Las jerarquías de reputación, las revistas tradicionales y los guardianes de la financiación la obstaculizan. Hipótesis brillantes mueren en el purgatorio de las subvenciones. Las replicaciones no son recompensadas. Los errores tardan años en corregirse, si es que se corrigen alguna vez.

¿Cómo es realmente una “capa 2 para la verdad”? Este sistema transforma las hipótesis científicas en objetos on-chain, públicos, persistentes y abiertos al escrutinio. En lugar de difundir creencias en redes sociales, los participantes hacen staking, arriesgándose y exponiendo sus convicciones a un riesgo real. La resolución se convierte en un proceso híbrido: los modelos de IA analizan y califican la evidencia, los validadores humanos disputan o confirman los resultados, y los oráculos descentralizados registran el resultado de forma transparente. Fundamentalmente, los incentivos se desplazan del prestigio hacia la precisión, recompensando a quienes tienen razón, no solo a los bien posicionados.

Esto no es finanzas descentralizadas (DeFi). Ni siquiera es ciencia descentralizada (DeSci). Es ciencia descentralizada y agentiva (DeScAI). Sin embargo, de forma más radical, es finanza epistémica: mercados construidos no alrededor de monedas, sino de afirmaciones.

Apostando por la realidad

Esto no es solo una apuesta científica. Es una inversión estructural. Hoy, la economía académica recompensa ser interesante, no correcto. Los artículos llamativos obtienen atención mediática y renovaciones de subvenciones, independientemente de si sus hallazgos se replican. Mientras tanto, los estudios de replicación, los resultados nulos y el trabajo discreto a menudo desaparecen.

Los mercados de predicción pueden cambiar la narrativa. Te pagan por tener razón. No por ser ruidoso, famoso o bendecido institucionalmente, sino simplemente por ser correcto sobre el mundo. Si un investigador de biotecnología predice que un compuesto particular reducirá el crecimiento tumoral en un 20% en ratones, y tiene razón, gana. Si se equivoca, pierde. Simple. Transparente. Brutalmente honesto.

En este modelo, la creencia se convierte en un activo medible. El conocimiento se vuelve líquido. El mercado no solo comercializa tokens; comercializa confianza epistémica.

El problema del oráculo reimaginado

En el mundo de las criptomonedas, el “problema del oráculo” es obtener datos del mundo real en la blockchain de forma fiable. En esta arquitectura epistémica, el oráculo no es solo una fuente de precios. Media lo que se acepta como verdad.

Esto plantea preguntas incómodas: ¿Quién decide qué es verdad? ¿Puede la IA servir como un resolvedor fiable? ¿Qué ocurre cuando los mercados se equivocan?

La respuesta es que no hay un oráculo singular. Hay un protocolo. La resolución se convierte en un proceso: en parte automatizado, en parte disputado y en parte histórico. Los participantes desafían, actualizan y refinan las afirmaciones. La verdad se vuelve iterativa, de código abierto y adversarial, como el código.

Sí, esto abre la puerta a la volatilidad epistémica. En un mundo donde incluso los premios Nobel se equivocan, ¿no es la volatilidad mejor que el estancamiento?

De la publicación a los protocolos

Internet interrumpió la publicación. Las blockchains interrumpieron las finanzas. Ahora, una tercera disrupción está en marcha: la protocolización del conocimiento.

En este paradigma emergente, la arquitectura del conocimiento en sí misma está siendo reimaginada. Los artículos ya no son PDFs estáticos, sino contratos dinámicos con peso predictivo, diseñados para informar y ser probados. Las citas se convierten en más que gestos académicos; se transforman en enlaces on-chain anotados con puntuaciones de confianza e influencia rastreable. Lo que antes era un ritual cerrado de control, la revisión por pares evoluciona hacia un mercado de verificación abierto y adversarial donde las afirmaciones pueden ser desafiadas, revisadas y resueltas a la vista del público. 

En este modelo, la ciencia deja de ser un archivo estático y se convierte en un sistema vivo económico, dinámico y plural.

La verdad es la próxima clase de activo

Hemos puesto precio al dinero, al tiempo y a la atención. Nunca habíamos puesto precio realmente a la creencia. Hasta ahora.

Surge un nuevo tipo de mercado, uno que no recompensa la especulación sino la verificación, un instrumento cívico para alinear los incentivos en torno a la verdad en una era de ruido. La pregunta no es si estos mercados son arriesgados. Todos los mercados lo son. La pregunta es: ¿Podemos permitirnos no intentarlo?

Si las criptomonedas son un nuevo internet, necesitamos más que memes, memecoins y JPEGs de monos. Necesitamos infraestructura para la próxima era epistémica: para validar lo que importa, cuando importa, en público.

La próxima gran capa no es para el dinero. Es para la verdad.

Opinión de: Sasha Shilina, fundadora de Episteme e investigadora en Paradigm Research Institute.

Este artículo tiene fines informativos generales y no pretende ser ni debe considerarse asesoramiento legal o de inversión. Los puntos de vista, pensamientos y opiniones expresados aquí son únicamente del autor y no reflejan ni representan necesariamente los puntos de vista y opiniones de Cointelegraph.