El gobierno sueco está reaccionando a un presunto plan fraudulento de Bitcoin dirigido a personas vulnerables en Suecia, Australia, Nueva Zelanda y el Reino Unido.

Las autoridades ucranianas fueron informadas de las acusaciones en una reunión el 2 de marzo, según un informe sobre Crimen Organizado y Corrupción publicado el 3 de marzo.

Consecuencias del fraude en la política exterior

La Ministra de Asuntos Exteriores de Suecia, Ann Linde, defendió una investigación publicada por el periódico nacional Dagens Nyheter (DN). El artículo alega que el Grupo Milton con sede en Ucrania, aparentemente una compañía de apoyo a la tecnología de la información, estafó a las víctimas en los países desarrollados proponiendo falsos esquemas de inversión de Bitcoin (BTC).

Según se informa, el grupo estafó a las víctimas por más de 70 millones de dólares, con varios ejemplos de ancianos que perdieron los ahorros de toda su vida. El Grupo Milton opera principalmente desde Kiev, la capital de Ucrania.

Linde compartió los hallazgos con funcionarios ucranianos no identificados, expresando su indignación por los hallazgos. Ella dijo:

"Es realmente molesto ver cómo engañan a los jubilados suecos que tienen que dejar sus casas y vivir en un nivel de subsistencia mínimo. Y luego se sientan allí, riéndose."

La ministra instó al gobierno ucraniano a tomar medidas decisivas en respuesta al informe de los medios de comunicación, añadiendo:

"Lo más importante es que [las acusaciones] llamen la atención. No sé si esta información existe en ucraniano, de lo contrario depende de DN asegurarse de que así sea."

Los funcionarios del gobierno también criticaron la falta de supervisión de Facebook, que permitió que los anuncios del Grupo Milton circularan.

Los detalles del supuesto fraude

La investigación fue posible gracias a un denunciante no identificado que informó sobre el funcionamiento interno de la operación. Afirma haber formado parte de un equipo de "retención" y se esperaba que hiciera 300 llamadas cada día. Las víctimas fueron inicialmente enganchadas a través de anuncios de Facebook que apuntaban a personas interesadas en las criptomonedas.

Los que llamaban también cambiaban frecuentemente sus identidades presentadas para seguir "exprimiendo el dinero" de los clientes. Después de vender a una víctima en un plan de inversión falso, se hacían pasar por abogados y asesores financieros prometiendo devolver el dinero que la víctima había invertido, por una tarifa.

Según se informa, algunas víctimas transfirieron más de 1,000 dólares mensuales al grupo, mientras que un ciudadano de edad avanzada fue estafado por hasta 200,000 dólares.

El denunciante también reveló que el personal de "ventas" recibía diferentes comisiones según el método de pago. Las transferencias con tarjeta de crédito y los servicios de transmisión como Moneygram fueron valorados en un 4% y 6% respectivamente. Las transferencias en criptomonedas compensaron al "vendedor" con hasta un 9%.

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