Taringa! quiere ser una red descentralizada y manejada por sus propios usuarios a través de tecnología blockchain y con su propia criptomoneda, la Taringa Coin, como informó el portal de noticias Perfil el 16 de febrero.
En entrevista con el medio de comunicación, Matías Botbol, CEO de Taringa!, explicó el alcance de esta nueva etapa de la red social fundada en Argentina en 2004, y que en diciembre pasado ganó el juicio que la mantuvo pendiendo de un hilo desde hace nueve años por supuestamente violar derechos de propiedad intelectual.
Taringa! cuenta con 29 millones de usuarios activos y 40 millones de visitas únicas al mes, siendo la segunda red social más visitada de Argentina y la tercera en América Latina. Por eso, y con la llegada de la buena noticia judicial, este nuevo hito en su historia no podía sino representar grandes cambios para la plataforma.
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Recientemente, el sitio fue rediseñado y aparecieron los “canales”, a los que los usuarios con intereses comunes pueden unirse para alimentar a su gusto, siempre y cuando cumplan las pautas comunitarias.
Según Botbol, la liberación de Taringa! podría concretarse en los próximos cinco años, cuando lo usuarios puedan autogestionarse, sin que haya una empresa que los controle. Ya están probando un sistema más abierto con la posibilidad que tienen los suscriptores de instalar herramientas externas con APIs y la moderación automática de publicaciones por parte de algoritmos de Inteligencia Artificial.
En el futuro llegará la Taringa Coin, una criptomoneda que no solo se podrá usar dentro de la red social para transacciones entre usuarios sin intermediarios, sino que servirá para que se realicen pagos por contenidos, se tomen decisiones en función de lo que se aporte, que haya distribución de ganancias entre creadores o incluso que exista la posibilidad de realizar donaciones. También existirá la posibilidad de que sea intercambiada por efectivo fuera del mundo digital.
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“Lo pensamos para que se puedan descentralizarse y distribuirse las decisiones. De manera de que, en el mediano plazo, podamos dejar de ser una estructura que controla Taringa! en forma jerárquica y dejar que los usuarios tomen todas las decisiones y se autogobiernen”, comentó Botbol a Perfil.
Su idea es que exista tal nivel de autonomía y autorregulación que la comunidad siga haciendo funcionar a la plataforma aunque sus fundadores desaparezcan de la ecuación.
Y, claro está, esto tiene mucho que ver con las ansias de innovación, el futuro de Internet, y con la disputa legal que libró Taringa! en Argentina a favor de la libertad en Internet durante casi una década.
Libres, al fin
Matías Botbol, Hernán Botbol y Alberto Nakayama compraron Taringa! a Fernando Sanz, creador original, en noviembre de 2006.
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Tres años después, en 2009, las editoriales Astrea, La Ley, Rubinzal, Ediciones de la Flor y Magenta demandaron penalmente a la red social y sus dueños ante la justicia argentina por violación de propiedad intelectual, ya que sus usuarios compartían enlaces “piratas” de libros de esas editoriales, informó Perfil el 21 de diciembre.
Se les pedía a los dueños de Taringa! que aseguraran una moderación de los contenidos subidos por los usuarios antes de que fuesen publicados o, de lo contrario –y siempre bajo la apreciación de las editoriales demandantes- eran igualmente responsables de infringir la Ley de Propiedad Intelectual 11.723. Al final, se probó que eso no era cierto y los tres empresarios fueron absueltos de los cargos.
Al respecto, Botbol agregó en la entrevista con Perfil: “nosotros desarrollamos y les dimos herramientas para que cualquier afectado por un tema de copyright diera de baja materiales protegidos, que eran publicados por los usuarios. Pero no podíamos hacer una censura previa, que era lo que querían”.
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Lo que sí hicieron en este tiempo fue desarrollar una solución basada en algoritmos de Inteligencia Artificial con la que son capaces ahora de moderar cada publicación de los usuarios, incluyendo los comentarios. Al identificar un insulto o agresión, el algoritmo sólo permitirá que esté visible para el autor y el destinatario del mensaje, teniendo este último la potestad de eliminarlo, dejarlo para sí mismo o liberarlo para que lo vea el resto del público.
“De esa manera logramos desalentar las peleas y acusaciones típicas de los foros de opinión sin moderación. Y tampoco hacemos censura previa”, explicó al portal de noticias Botol. Las imágenes, por otro lado, son clasificadas automáticamente en solo segundos (y con una tasa de error baja, según Botbol) como “Apta para todos’, ‘Sensible’ o ‘Prohibida’.
Esta solución creada por Taringa! para beneficio del sitio y el resguardo de los internautas, es también un servicio que ofrece la empresa a otras compañías que busquen moderar, sin “censura previa” el contenido generado por sus usuarios.