Muchos expertos han pronosticado la desaparición de Bitcoin desde su creación en 2009. Algunos lo han hecho por ignorancia, otros por miedo y otros por envidia. Cada vez que Bitcoin sufre una caída en su precio, sus detractores se apresuran a declarar su muerte y a enterrarlo. Sin embargo, Bitcoin siempre, como el ave fénix, se las arregla para resurgir de sus cenizas y alcanzar nuevos máximos históricos.

¿Cómo lo hace? ¿Qué lo hace tan resistente y adaptable? Esta capacidad de resucitar ha sido mencionada en un reciente artículo de The Economist, donde se introduce la teoría de la cucaracha.

¿De qué se trata la “teoría de la cucaracha”?

¿Qué es Bitcoin? ¿Es una empresa que vende activos virtuales? ¿Es una secta que adora a un misterioso creador llamado Satoshi Nakamoto? ¿Es una moda pasajera que pronto desaparecerá? No, nada de eso. Bitcoin es un código. Un código que permite crear y transferir una forma de dinero digital llamada criptomoneda. Un código que funciona gracias a una red de computadoras que lo ejecutan y lo verifican. Un código que no depende de ningún gobierno, banco o autoridad central.

Bitcoin es un código que en teoría puede durar para siempre. Los humanos somos mortales, pero las obras que creamos pueden trascender el tiempo. Piensa en el Quijote, la famosa novela de Miguel de Cervantes. Fue escrita hace más de 400 años, pero sigue siendo leída y admirada por millones de personas. O piensa en el latín, la lengua de los antiguos romanos. Aunque ya no se habla, sigue siendo estudiada y usada por algunos académicos, científicos y religiosos. Mientras haya libros que conserven sus palabras y reglas, y personas que lo entiendan, el latín no morirá.

Entonces, la humanidad entera puede declarar la muerte de Bitcoin. Pero yo puedo encender mi computadora. Descargar el programa. Tomar el código. Y simplemente decir: mentira. ¡Bitcoin no ha muerto! Es así de sencillo.

Ahora bien, siguiendo con la metáfora de The Economist, las cucarachas son unos insectos muy resistentes. No sirve de nada cortarles la cabeza: pueden seguir viviendo sin ella durante una semana. Tampoco vale la pena aplastarlas: su caparazón flexible les permite soportar hasta 900 veces su propio peso. Ni mucho menos tirarlas al inodoro: algunas especies pueden aguantar la respiración más de media hora. Como dice el artículo, para la mayoría, las cucarachas son una plaga indeseable. Su presencia es aún más molesta porque son indestructibles.

Ahora bien, ¿qué hace que Bitcoin sea tan resiliente y rentable?

Bitcoin y cripto te dan opciones. En países despóticos, por ejemplo, hay gente que usa Bitcoin y stablecoins para ahorrar y pagar. También hay artistas y museos que crean o coleccionan NFTs, certificados digitales de propiedad de arte o cualquier cosa.

Durante los tiempos de bonanza, la industria de las criptomonedas recaudó mucho dinero y contrató a muchos desarrolladores inteligentes. Los que quedan están trabajando en nuevos usos, como aplicaciones de redes sociales o juegos de ganar para jugar. Quizás estos nunca se adopten ampliamente. Pero esa fuerza laboral está trabajando por la industria y lucha ferozmente por su sobrevivencia.

The Economist reconoce que, con cada ciclo de auge y caída, queda más claro que las criptomonedas no son una burbuja como la manía de los tulipanes en el siglo XVII o la locura de los Beanie Babies en los años 90. Aunque Bitcoin es un activo sumamente volátil, su historia de precios se parece más a una cordillera que a un solo pico, y parece estar estrechamente correlacionado con las acciones tecnológicas. Sin embargo, solo está moderadamente correlacionado con el mercado más amplio. Un activo que sube y baja mucho, y no en paralelo con otras cosas que la gente pueda tener en una cartera, puede ser un útil diversificador. En otras palabras, Bitcoin es como de otro planeta, porque su comunidad frecuentemente sigue su propia dinámica. Y eso, en gran parte, explica su comportamiento atípico.

The Economist también reconoce el hecho de que Bitcoin se haya establecido como un activo serio parece ser el origen del último repunte. En agosto, un tribunal estadounidense dictaminó que la Comisión de Valores y Bolsa (SEC), el principal regulador de los mercados de Estados Unidos, había sido “arbitrario y caprichoso” al rechazar el esfuerzo de Grayscale, una firma de inversión, por convertir un fondo de 17,000 millones de dólares invertido íntegramente en Bitcoin en un fondo cotizado en bolsa (ETF). Hacerlo haría más fácil invertir en Bitcoin para el ciudadano medio.

De lo mismo modo, en octubre, el tribunal confirmó su fallo, ordenando efectivamente a la SEC que cediera. Los mayores gestores de fondos, incluidos BlackRock y Ark Invest, también han solicitado el lanzamiento de un ETF. Dados los rendimientos que Bitcoin ha ofrecido en el pasado, y sus correlaciones con otros activos, el resultado podría ser una avalancha de efectivo hacia Bitcoin, ya que incluso los inversores sensatos consideran poner pequeñas porciones de sus fondos de pensiones o carteras en cripto para diversificar.

Muchos sienten repulsión instintiva al ver una cucaracha. Pero, a pesar de sus defectos, los bichos son útiles: transforman la materia en descomposición en nutrientes y se comen otras plagas, como los mosquitos. Las criptomonedas también son útiles, pues permiten diversificar la cartera y proteger el dinero en contextos hostiles. Y, como se ha demostrado, es casi imposible acabar con ellas.

Bueno, esta industria es una fuente de trabajo para muchas personas. Además, estos activos facilitan la vida a mucha gente en muchos lugares. Porque Bitcoin ofrece opciones. Es decir, nos permite hacer cosas que antes eran más difíciles de hacer. Este movimiento ha estimulado la creatividad. Porque se trata de una comunidad que está convencida de que otro mundo es posible. Pero hay que construirlo. Este espíritu es muy difícil de apagar. Algunos podrían decir que es tan resistente como las cucarachas.

Sin embargo, hay que ser claros. El hecho de que Bitcoin ha logrado sobrevivir contra todo pronóstico y de que hayan demostrado mucha resiliencia y rentabilidad no nos debe confundir. No podemos dormirnos en los laureles ni pensar que somos invencibles. Las criptomonedas también tienen sus riesgos y desafíos. Son volátiles, inseguras y difíciles de regular. Pueden ser usadas para el lavado de dinero, la evasión fiscal y el financiamiento del terrorismo. Además, consumen mucha energía y contaminan el medio ambiente. Por eso, hay que ser prudentes y responsables al usarlas. Su futuro depende de lo que construyamos hoy.

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.