Los libertarios y los ultras conservadores siempre alzan un grito al cielo con las inyecciones de liquidez. Uno los escucha y parece el fin del mundo. Siempre se habla del dólar como lo peor. Y todo lo que tiene que ver con la política fiscal y monetaria se recibe con indignación. De una u otra manera, al parecer, toda impresión de dinero es inmoral. Esta crisis no fue la excepción. Los críticos de siempre ven los estímulos como algo terriblemente malo. Se habla de inflación. Incluso, algunos han mencionado la palabra “Hiperinflación” (CZ de Binance). El fin del dólar. El colapso total. ¿Qué de cierto hay en todo esto? ¿De verdad tendremos hiperinflación?
Recientemente, el doctor Nouriel Roubini, conocido profesor de Economía de la Universidad de Nueva York, escribió un artículo sumamente interesante sobre el dólar. El artículo (brillante) fue publicado en varios medios. Yo lo leí en el portal del periódico británico The Guardian. Roubini, alías Doctor Doom, es tan gruñón como inteligente. El hombre sabe de lo que habla. No lo podemos negar. Muchos en el espacio cripto hablan escandalosamente de la inflación y del fin del dólar, pero no sustentan sus afirmaciones.
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Por ejemplo, el querido amigo Changpeng “CZ” Zhao, CEO de Binance, predijo “hiperinflación” como resultado de los estímulos, pero no dio detalles. Hiperinflación: 50% de inflación mensual. No hay que ser un genio para saber que su predicción no se cumplirá. Todas estas predicciones catastróficas que escuchamos en el espacio cripto en relación al dólar y a la inflación parecen más ambiguos y viscerales ataques políticos que análisis macroeconómicos serios. Si tomamos en cuenta que la estimación de inflación en Estados Unidos para este año es inferior al 2%, ¿de dónde está sacando sus números CZ?
Pero no es solo CZ. La lista de los bitcoiners conocidos anunciando inflación y el fin del dólar es muy larga. Todos hablan como Peter Schiff (famoso defensor del oro) o el típico libertario de los años 70s. Roubini, por otro lado, no es un propagandista libertario. De hecho, es un economista de clase mundial. Gruñón y cascarrabias como nadie. Yo creo que el sujeto no ha sonreído un momento en toda su vida. Pesimista hasta más no poder. Sin embargo, sabe de la materia y sustenta sus afirmaciones. Hablemos de su artículo.
La actual debilidad del dólar ha elevado las preocupaciones en torno al dólar como moneda de reserva mundial. El precio del oro está aumentando y muchos temen un incremento en la tasa de inflación. Se acusa a la agresividad de los estímulos de ser la causa. Según estos temores, la impresión de dinero significa inflación incontrolable. El dólar no valdrá gran cosa y perderá su relevancia por esta razón. Según Roubini, esto es una exageración. Nos advierte que se están confundiendo los ciclos a corto plazo con tendencias a largo plazo.
La gente ataca a Bitcoin con el mismo argumento. Si Bitcoin registra un par de meses bajistas, llegan los críticos y usan esos números para proyectar su muerte asumiendo que la tendencia se mantendrá así para siempre. Odiamos cuando hacen eso con Bitcoin, porque en realidad es un análisis muy tonto. Pero muchos bitcoiners hacen lo mismo con el dólar. Claro que el dólar se ha devaluado mucho los últimos meses, pero eso es porque los estímulos han sido implementados con ese propósito. Se está buscando contrarrestar por la subida de los primeros meses del año. Roubini nos recuerda que desde el 2011 el dólar ha subido en un 30%. Un dólar demasiado fuerte les resta competitividad a los productos estadounidenses en el mercado internacional. Es necesario debilitarlo para reactivar la economía.
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El dólar tiende a fortalecerse en los ciclos bajistas y se debilita en ciclos alcistas. En febrero-marzo, estaba muy fuerte y en julio-agosto ha estado débil. En tiempos de pánico, el refugio seguro por excelencia es el dólar. Los bonos del Tesoro en particular. Esta es la gallina de los huevos de oro de los Estados Unidos: Su aparato financiero. El mundo confía en el dólar. El resto de los países deben exportar para acumular reservas. Los gobiernos y los particulares compran dólares e invierten en su sistema financiero. Ese es un privilegio colosal para los Estados Unidos. El negocio redondo.
Permítanme ilustrar el tamaño de este privilegio con un ejemplo. Argentina, por ejemplo, está sumergida en deudas y los bonos argentinos están en dólares. Para pagar esa deuda el país debe exportar bienes y servicios para obtener dólares. Debe colocar sus productos en el competitivo mercado internacional. Pero, como Argentina exporta básicamente materias primas y productos agrícolas, dependen de los vaivenes de los precios en el mercado internacional de mercancías. La Reserva Federal de los Estados Unidos, por otro lado, puede pagarles a sus acreedores presionado números en un computador. ¡Menuda diferencia! ¿Acaso esto no es tener la gallina de los huevos de oro?
Claro que ese privilegio no es por nada. Existen muchas razones por las cuales el mundo le dio esta corona a los Estados Unidos. El dólar es el dólar por algo. Poder político. Infraestructura financiera. Cultura empresarial. La disciplina de la Reserva Federal. La fortaleza institucional. O sea, Estados Unidos no es ninguna república bananera.
Ahora bien, según Doctor Doom, ¿qué pone en peligro la hegemonía del dólar en el mundo? Entre las posibles causas, Roubini menciona el proteccionismo y el uso del dólar como arma geopolítica. Estados Unidos está abusando de las sanciones financieras. Si la guerra comercial, el nacionalismo económico y el uso del dólar como arma se intensifican en el futuro, los países podrían verse en la obligación de crear alternativas. China, Rusia y muchos países emergentes podrían formar alianzas para dejar de depender del dólar.
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Si el mundo deja de comprar dólares, la capacidad de los Estados Unidos para imprimir dinero “sin consecuencias” se reduciría muchísimo. En este caso, Estados Unidos sería como cualquier otro país. Los estímulos serían aún más peligrosos y el peligro de inflación sería más grande. Estímulos como los de ahora sí generarían hiperinflación. Los dólares se quedarían dentro de los Estados Unidos. Es decir, el barril tendría fondo. Y ya no se podría dejar abierta la manguera porque se rebosaría con tanta liquidez.
La posición del dólar está segura ahora. Probablemente no veremos su fin en el futuro cercano. Sin embargo, es obvio que China quiere ser la potencia del futuro. Es evidente que ese es su plan a largo plazo. Están construyendo un sistema financiero cada vez más sólido y están buscando exportar el yuan. No caben dudas que AliPay y WeChat Pay, como aliados del yuan digital, buscarán crecer más allá de las fronteras chinas.
Mucho más agradable es leer a Roubini que escuchar a Roubini. En la pantalla parece que en cualquier momento se va entrar a trompadas con el entrevistador. Es como el enano gruñón de Blancanieves o el viejo huraño de la película Up, pero versión iraní. Sin embargo, pese a su eterno ceño fruncido, sus análisis tienden a ser muy acertados. No podemos negar que el poder del dólar está estrechamente ligado al poder de los Estados Unidos en el mundo. Si escogen el aislamiento, dudo mucho que el dólar conserve su estatus de moneda reserva mundial. Simplemente dejaría de tener sentido tener dólares con un Estados Unidos ensimismado.