Quizás algunos lectores hayan oído hablar sobre el fenómeno de la tokenización de viviendas. El 10 de febrero del año pasado se vendió en España un inmueble tokenizado. Aunque a priori podría parecer un fenómeno relativamente residual, cada vez cobra más protagonismo entre las personas interesadas por el mundo de las finanzas descentralizadas. Los procesos de compraventa de inmuebles, al igual que los de alquiler, están evolucionando pero lo hacen más lentamente que las tecnologías.

¿Qué es la tokenización de un inmueble?

Sabemos que la tokenización significa digitalizar un activo determinado de manera que el token (que podría considerarse la representación virtual de un bien mediante blockchain) sea representativo de ese bien. El token sería, por lo tanto, una unidad de valor que ha sido emitida por una entidad privada. La particularidad de los tokens es que gracias a su criptografía se puede acreditar que el propietario sea el único poseedor de un determinado producto.

Cuando pensamos en un inmueble sabemos que las escrituras representan su propiedad. Pues bien, en el mundo digital el token podría representar derechos de explotación de la vivienda o las plusvalías generadas a raíz de su venta, por poner un par de ejemplos.

A la hora de invertir en un inmueble de manera tradicional existen algunas barreras de entrada. Lo primero, contar con el capital suficiente para adquirir ese bien, ya sea para obtener rentabilidad o para venderlo tras su adquisición. Es aquí donde la tokenización rompe con lo establecido, puesto que al tokenizar el activo estás dividiendo el bien (en este caso el inmueble) en participaciones digitales. Gracias a esto se obtiene más accesibilidad y facilidad de transmisión de las propiedades. Con pequeñas participaciones los pequeños ahorradores podrían participar activamente en el sector inmobiliario.

La tokenización de inmuebles también provocaría un impacto respecto a la transparencia del proceso de transmisión de viviendas, ya que los dueños de las propiedades tendrían más facilidades para liquidarlas. Además de esto, los propietarios tendrían la posibilidad de financiar los tokens de sus activos.

Otra característica particular es que las transacciones con tokens no tienen intermediarios ni necesitan de ninguna persona que autorice el proceso. Por lo tanto, la transmisión de los tokens se realizaría de forma similar a una transacción bancaria entre dos particulares. Esto reduciría los costes de la compraventa de inmuebles e incentivaría la automatización de los cambios de registro de propiedad.

Los tokens nos permiten comprar un porcentaje del inmueble. Si un propietario pone en venta los tokens perderá la propiedad del inmueble una vez se haya vendido el 100% de estos. Lo que suele hacerse frecuentemente es que el propietario se guarde un porcentaje para él, de modo que siga obteniendo beneficios con los pagos del alquiler, mientras la gestión del inmueble es llevada a cabo por un gestor autónomo.

Por el momento, en España se han comprado viviendas con criptomonedas, pero aún se mantiene el sistema de compraventa usual como el único vigente y, por el momento, no se realiza con smart contracts. En ocasiones es un inversor quien da una cantidad de tokens para realizar la tokenización, con el objetivo de recuperar la inversión inicial a través de la venta, ya que la tokenización de una propiedad no equivale a que legalmente el propietario de los tokens sea considerado como el propietario del inmueble.

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