Las monedas digitales de los Bancos Centrales, conocidas como CBDC (Central Bank Digital Currencies), han ido ganando terreno en los debates económicos globales, representando un avance significativo en la economía digital. Las CBDC, controladas directamente por el Banco Central de un país, funcionan como una moneda digital, pero con regulación y respaldo estatal, a diferencia de las criptomonedas descentralizadas.
Esta innovación tiene como objetivo modernizar el sistema financiero, reduciendo costos y aumentando la seguridad de las transacciones. En Brasil, Drex será la versión digital del real, y otros países, como China, la Unión Europea y las Bahamas, ya se encuentran en etapas avanzadas de implementación. Según el FMI, más de 100 países están considerando adoptar la tecnología, lo que revela la fuerza de esta tendencia en el escenario mundial.
La principal diferencia entre las CBDC y las criptomonedas descentralizadas es el control estatal. Las CBDC cuentan con el respaldo del Banco Central, lo que proporciona mayor estabilidad a la moneda, evitando las fluctuaciones extremas de valor que afectan a monedas como Bitcoin y Ethereum. Las criptomonedas descentralizadas, a pesar de su seguridad a través de blockchain, enfrentan una alta volatilidad y riesgos de seguridad en los intercambios.
“Las CBDC son más seguras porque están supervisadas por los Bancos Centrales, lo que garantiza una mayor protección para quienes las utilizan. Las criptomonedas descentralizadas, aunque están protegidas por tecnologías como blockchain, pueden tener cambios repentinos de valor y ser vulnerables a ataques en las plataformas de intercambio donde se comercializan”, dijo Matheus Medeiros, director general de Futokens.
Otro punto positivo de las CBDC es la inclusión financiera. En muchos países, el acceso a la moneda digital tiene el potencial de democratizar el acceso financiero, simplificando las transacciones y facilitando la participación de quienes anteriormente enfrentaron obstáculos bancarios. Las transacciones son rápidas y de bajo costo, lo que convierte a la moneda digital del Banco Central en una herramienta para aumentar la accesibilidad en el sistema financiero.
La emisión de CBDC también tiene como objetivo facilitar el control de la política monetaria, permitiendo una respuesta más ágil a las crisis económicas. Este formato puede incluso reducir el uso de dinero físico, lo que favorece la sostenibilidad y la seguridad en las transacciones.
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