Por razones ideológicas, muchos bitcoiners se inclinan por el conservadurismo económico. La austeridad monetaria es considerada como ideal y la agenda progresiva se mira con bastante desconfianza. Los criptolibertarios, en particular, tienen problemas aceptando las prácticas económicas actuales. En otras palabras, según la mayoría de estos detractores, las autoridades manejan terriblemente mal la economía. Es decir, todo es un gran desastre por culpa del “sistema”. O sea, el Gobierno y la Reserva Federal no saben lo que hacen. O, peor aún, son actores maliciosos actuando a conveniencia. 

“El sistema siempre es culpable”. “El pueblo siempre es inocente”. Ahora bien, analizamos lo que ha pasado. Es evidente que tenemos dos crisis. Por un lado, tenemos la crisis de salud. O sea, la pandemia como tal. Los contagios, las enfermedades, las muertes y las restricciones. Por otro lado, tenemos la crisis a raíz de la paralización económica. Es decir, la caída de la demanda. Lo que a su vez generó en su momento un cuadro deflacionario terrible. La deflación es particularmente peligrosa, porque perjudica los ingresos. Lo que aumenta el desempleo e incrementa el peso de la deuda. Obviamente, un problema. 

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Ahora bien, ¿Cuál es la solución? Según los ultraconservadores, la solución es no hacer absolutamente nada. La economía se ajusta por sí sola. Claro que habrá un “dolor temporal”, pero ese dolor es necesario. Es una solución bastante espartana. Pero ha sido la solución propuesta por los ultraconservadores de todas las generaciones durante todas las crisis. Como nos podemos imaginar, esta solución no goza del apoyo de mucha gente. Exacto. Los ultraconservadores son una pequeña minoría en el gran teatro de las cosas. Simple. La utopía del “dolor temporal” es simplemente inviable, porque causaría una crisis política y social insostenible. 

¿Cuál es la solución, entonces? Bueno, hoy es consenso que este tipo de crisis se resuelven con fuertes inyecciones de liquidez. La experiencia ha demostrado que un incremento en el suministro monetario estimula un aumento en la demanda. Lo que naturalmente combate la deflación. Y, finalmente, impulsa la creación de empleos. Esta es básicamente la agenda progresista. Es decir, una solución mediante la intervención gubernamental. Lo que detestan los libertarios, porque obviamente significa un incremento del poder estatal sobre la vida cotidiana. 

Ahora bien, la agenda progresista no es ajena a los peligros. Los progresistas tienden a exagerar. Y no son muy buenos en lo que a disciplina se refiere. En otras palabras, el problema de la solución progresista es el peligro de un sobrecalentamiento económico. O, para resumir el cuento, el problema es la inflación. 

Joe Biden ya cumplió sus primeros 100 días en el poder. Y muchísimas cosas han pasado en estos últimos tres meses. En muchos sentidos, la economía estadounidense ya se está encaminando. Las vacunas están dando resultados. Los precios están subiendo. El empleo está reputando. Y todo está volviendo gradualmente a la normalidad. La población ha recibido cheques de ayuda.  Y, por supuesto, tenemos el controversial plan de infraestructura de 2.3 billones de dólares, financiando por un incremento en los impuestos corporativos. 

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En estos momentos, muchos han expresado sus preocupaciones (legítimas) en torno a un posible sobrecalentamiento de la economía. Y ya tenemos inflación en muchos rubros. Los precios en los sectores construcción, alimentos y materias primas, en particular, han aumentado más de lo esperado y ya están golpeando a muchas empresas. Claro que esto no ha sido igual para todos los sectores. El sector servicios, por ejemplo, está experimentando una recuperación mucho más gradual. Y no podemos olvidar que el sector servicios es uno de los empleadores más importantes de los Estados Unidos.

Ahora bien, muchos se sienten frustrados ante la supuesta negación por parte de la Reserva Federal en torno a dicho sobrecalentamiento. Después de todo, la FED sigue con la misma política monetaria. O sea, sigue la flexibilización. Esta “ceguera”, muchos advierten, puede llevarnos a un cuadro inflacionario en los Estados Unidos. Si tomamos en cuenta el plan de infraestructura de Biden, lo que incrementará increíblemente el gasto fiscal, las consecuencias pueden ser desastrosas. La Gran Moderación puede estar llegando a su fin y los Estados Unidos podría volver a una crisis inflacionaria como la experimentada en los años 70.  

Según Jerome Powell, director de la Reserva Federal, la prioridad en estos momentos es la creación de empleos. Adicionalmente, la inflación que se está viendo en la actualidad es, en realidad, “reflación”.  Sí, los precios han subido mucho en algunos sectores. Pero, en muchos casos, son distorsiones temporales causadas por fallas en las cadenas de distribución y producción. En otras palabras, se trata de una inflación pasajera. He ahí la opinión de Powell. 

No todos están muy convencidos con los argumentos de Powell. Muchos piensan que se equivoca. Y, de hecho, es un gran irresponsable que está cometiendo los mismos errores que se cometieron en los años 70. Para bien o para mal, Powell tiene el apoyo de Biden que en su discurso de los primeros 100 días ante el Congreso manifestó su gran optimismo en lo económico. 

¿Qué significa esto para el precio de Bitcoin? Si los progresistas tienen éxito con sus políticas, Bitcoin será uno de los grandes beneficiados. Es decir, si la inflación logra mantenerse bajo control como prometen, la Reserva sigue con la misma política monetaria y la economía continúa creciendo, no hay ninguna razón para pensar que el precio de Bitcoin no seguirá subiendo. Por otro lado, si los conservadores llegan a tener la razón, y la inflación se sale de control obligando a la Reserva de retirar liquidez del sistema, esto, irónicamente, no sería muy beneficiosos para el precio de Bitcoin. 

Claro que es posible que la Reserva se niegue a retirar liquidez, pese a la inflación, para tratar de estimular la creación de empleo. Esta es una posibilidad. Otro escenario es que la Reserva sí tenga que recortar, pero la bonanza económica sea tal que de algún modo todo se compense y los mercados financieros no se vean tan perjudicados. En el pasado, se han registrado bonanzas financieras a pesar de tener una política monetaria rígida. Sin embargo, aún está por verse cómo se comparía Bitcoin en semejante escenario. 

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Con el pragmatismo de un inversor, no me interesa mucho que la macroeconomía se salga de control solo para poder decir que los progresistas pusieron la torta. Me da la impresión que muchos, de hecho, desean que las cosas salgan mal para poder decir que tenía la razón. No es mi caso. Mi preocupación es mi inversión. No mi orgullo ideológico. 

En lo personal, mi aspiración no es tener la razón per se. Lo que yo busco es hacer crecer mi portafolio de inversiones. O sea, el objetivo es hacer dinero. Las inyecciones de liquidez han sido beneficiosas porque ha subido el precio de los activos financieros. El gasto fiscal de Biden hará algo similar con la economía. Lo que podría aumentar la demanda por Bitcoin. En otras palabras, la agenda progresista no es del todo mala para el precio de Bitcoin. Así de sencillo.