El 5 de abril de 1933, se emitió la orden ejecutiva 6102 en Estados Unidos la cuál fue clara y específica: “Se prohíbe el acaparamiento de monedas de oro, lingotes de oro y certificados de oro dentro de los Estados Unidos”. Con esto se finalizó una época donde el único patrón de referencia consagrado oficialmente de referencia, desde el año 1900, fue el oro.

El sistema monetario estadounidense se encontraba basado en el patrón oro, pero después de la Gran Depresión, el gobierno de Estados Unidos buscó la forma de cómo contar con todas las existencias de oro con el objetivo de dar estabilidad al dólar. Como sabemos, los bancos emiten su propio dinero y en el caso del oro eso no era posible al ser un recurso escaso. En ese entonces, George F. Warren, un economista destacado y muy cercano a Franklin D. Roosevelt provocó la idea, en el entonces presidente, de eliminar el patrón del oro. La justificación de Warren era que, para rescatar a los países de una depresión económica, era necesario generar inflación y aumentar los precios.

La acción de Roosevelt permitió manipular el precio del oro controlando el suministro, con esta disposición, se obligaba a todos los tenedores a entregar todo el oro físico a la Reserva Federal ya sea en forma de lingotes, monedas o certificados. A cambio, la Institución les entregaba $20.67 dólares por cada onza troy. Bajo estas condiciones, las personas sólo podrían tener un máximo de oro equivalente a 100 US dólares en forma de monedas; no obstante, la restricción quedaba eliminada para quienes utilizaran el oro en sus actividades de trabajo. Para las personas que no respetaran la circular 6102, podrían aplicarse penas de hasta por 10 años de cárcel, una multa de $10 mil dólares de aquel entonces o incluso ambas. En días posteriores, el oro fue aumentando su precio de manera discrecional, hasta llegar a los $41.34 por onza (Ley de Ajuste Agrícola, 12 de mayo de 1933).

La idea de Bitcoin como sustituto del oro

En reiteradas ocasiones, se han dado comparaciones entre el oro y bitcoin, ya sea por el precio o por lo que representan como reserva de valor al compartir ciertas características como la escasez; por ello, se ha considerado que bitcoin tendrá una función similar al oro y se convertirá en el oro digital. De hecho, uno de los precursores de bitcoin, Nick Szabo, se basó en el funcionamiento del oro para proponer la creación de una estructura descentralizada con criptografía que permitiera realizar la transferencia a través de internet de un activo digital con un alto valor, que fuese escaso y de difícil obtención.

La idea de utilizar el oro y bitcoin como una reserva de valor converge en la crítica hacia los gobiernos que emiten dinero de manera desproporcionada ocasionando severos problemas económicos tales como la devaluación de la moneda. Por ejemplo, los “gold bugs”, es decir, las personas que consideran al oro físico como un depósito de valor que permite el respaldo del papel moneda ante su devaluación, indican que el precio del oro puede seguir en aumento si los Bancos Centrales de los gobiernos no modifican sus políticas monetarias. De hecho, en diversas ocasiones se ha pensado que los gobiernos pueden ejercer una acción similar que en 1933: confiscar el oro como parte de una estrategia ante una posible emergencia nacional.

Empresas como Coinbase, indican que bitcoin incluso superará al oro como activo de reserva. Un informe publicado recientemente por la exchange, destaca que bitcoin y el oro son similares principalmente por la escasez y su accesibilidad a nivel mundial. De hecho, en reiteradas ocasiones se ha sugerido que bitcoin es el “oro digital”.

Los proyectos de CBDC

Una CBDC es una moneda digital la cual sería emitida por un gobierno. Una de las primeras criptomonedas emitidas por un país, fue el Petro que fue creado por el gobierno de Venezuela y el cual estaría respaldado con las reservas de petróleo; sin embargo, el proyecto no ha tenido los resultados que se esperaban debido a que carece de credibilidad. Dentro del ecosistema, lo más parecido son las “stablecoins”, una criptomoneda que toma como base el precio de otro subyacente, por ejemplo, una divisa o un commodity. Una de las características más destacadas es que, a diferencia del dinero que se opera en una cuenta bancaria, es que un stablecoin brinda mejoras en el intercambio, por ejemplo, la velocidad con la que se transfiere, sobre todo cuando se trata de montos superiores a los 10 mil US dólares. En general, el desarrollo de una criptomoneda creada por los Bancos Centrales crea un beneficio por lo siguiente:

  • Las transacciones resultan más sencillas entre las instituciones financieras y los usuarios.
  • Los envíos podrían hacerse en cualquier momento.
  • El costo para su emisión disminuiría significativamente.

En una publicación de 1996 realizada por del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, se menciona que dicho país gastaba más de 60 millones de dólares anuales únicamente en el procesamiento, contabilidad, almacenamiento, transporte y seguridad y el dinero electrónico eliminaría la mayoría de estos gastos; no obstante, surgirían otros como los de ciberseguridad.

Como hemos redactado en otros artículos de Cointelegraph, las Monedas Digitales de Bancos Centrales (CBDC por sus siglas en inglés) ahora han llamado más la atención derivado de la pandemia. En diciembre de 2019, se informó que Bahamas estaría realizando pruebas con su propia CBDC. Posteriormente, febrero de este año, se dio a conocer que Suecia, lanzaría un programa piloto para utilizar la “corona electrónica”, llamada “e-krona”. Asimismo, el 21 de abril de este mismo año, el Banco Central de Países Bajos (el Nederlandsche Bank) publicó un informe en donde indicaba que estaría “listo para desempeñar un papel de liderazgo" con el desarrollo de su propia moneda digital y una moneda digital para Europa, cuestionando el papel de los Bancos Centrales para ajustar los sistemas de pagos a las nuevas necesidades de los ciudadanos. Finalmente, uno de los países cuyo proyecto llama más la atención, es el de China y el yuan digital, que muchos consideran como una amenaza para otras divisas como el dólar y que, después de una postura negativa ante el uso de criptomonedas, parece ser que, finalmente, han encontrado más beneficios con la tecnología blockchain. De hecho, a partir de información que fue filtrada, se indicó que en cuatro ciudades ya se estaban realizando pruebas con el Yuan Digital a saber: Shenzhen, Chengdu, Suzhou y Xiongan y que, el 24 de marzo, el Banco de China habrían concluido con el desarrollo de las funciones de la moneda digital.

Desde el Banco de Pagos Internacionales, Agustin Carstens, ha mostrado una postura diferente a la que en algún momento mostró, puesto que, en diciembre de 2019, indicó que, el desarrollo de CBDC podría brindar cambios profundos dentro de las finanzas. Dentro de las principales ventajas que destaca, es la disponibilidad las 24 horas del día y que las instituciones financieras proveerían de liquidez.

Como mencioné en una columna de agosto del 2019, proyectos como el de Libra representan un verdadero riesgo para los países y esto haya forzado a los bancos a replantear la idea de los países de crear una CBDC. Si agregamos el factor de la epidemia, es más que comprensible que los Bancos Centrales hayan comprendido que, la emisión de una moneda digital, puede ser para los gobiernos más benéfico que contraproducente.

Un documento publicado por Warren Weber (2016), investigador del Banco Central de Canadá, indicó que utilizar como moneda a un criptoactivo como bitcoin, limitaría la capacidad de los países para crear dinero y de mantener el control; asimismo, se verían imposibilitados para implementar políticas y establecer un esquema de gobernanza sobre casos como los de bitcoin que se basan en la descentralización y no existe un particular que controle la red, bajo este esquema, los gobiernos perderían la capacidad de hacer una o ambas de estas bajo el estándar de Bitcoin. Probablemente esta sea una de las razones por las cuales se han limitado proyectos como el de Libra, de hecho, algunos Bancos Centrales como el de Países Bajos, han indicado que el desarrollo de este tipo de monedas digitales como Libra, ponen en riesgo la estabilidad monetaria por esta razón, en aquel momento, recomendó explorar la emisión de monedas digitales por los países.

¿De qué forma bitcoin se convertirá en el oro del siglo XXI?

Cada vez vemos de manera más clara la tendencia de cómo los gobiernos crearán sus propias criptomonedas. Algunas posturas como las de Barry Silbert, CEO de Digital Currency Group, una firma de capital de riesgo que se enfoca en el mercado de criptomonedas y la industria de la tecnología blockchain, indican que las CBDC pueden ser positivas para otros criptoactivos como bitcoin; sin embargo, en este artículo, la idea es totalmente opuesta por lo que explicaré a continuación.

Hasta ahora se han abordado 2 temas específicos: 1) el proceso de eliminación del patrón oro y 2) la creación de las CBDC por parte de los países y la pregunta es, ¿en qué punto convergen ambos temas? Aquí voy a plantear una hipótesis que, probablemente, estemos a años de comprobarse: la historia de la eliminación del patrón oro se repetirá con los criptoactivos y en los párrafos siguientes me permitiré explicar dicha hipótesis.

Es casi un hecho que, si una potencia económica toma la decisión de crear su criptomoneda, entonces los demás países también lo harán. En la actualidad, el nivel de adopción de los criptoactivos ha ido en aumento, por ejemplo, un reporte realizado en 2017 por el sitio HowMuch, destacó que el valor total bitcoin apenas era comparable con la fortuna de Larry Page, uno de los fundadores de Google; sin embargo, el mercado de los criptoactivos no se encontraba tan lejos del valor de Amazon o Apple, con 4 y 7 veces más pequeño, respectivamente. En septiembre de 2019, parece ser que los criptoactivos ganaron mucho más terreno en el mercado, puesto que el valor de bitcoin se duplicó en ese año; sin embargo, la representación total del dinero, sólo era del 0.59%. La liquidez diaria promedio de Bitcoin aumentó de 2018 a 2019, pasando de US $6.05 a US $16.73 mil millones, casi comparable con los bonos de Alemania que es de US $19 mil millones; no obstante, el oro sigue siendo un activo altamente líquido incluso por encima de los criptoactivos, ubicándose arriba de los US $112.5 mil millones en 2018 (HowMuch, 2018).

La empresa BitFlyer recientemente realizó una encuesta en Europa sobre los niveles de confianza hacia bitcoin e identificaron un aumento del 3% de 2019 a 2020; asimismo, los volúmenes de transacciones también aumentaron de forma importante, así lo registra LocalBitcoin principalmente en Latinoamérica. El valor de mercado de todos los criptoactivos al momento de esta redacción es de $44,8 mil millones de dólares.

Vale la pena aclarar que, el hecho de que el valor de mercado se ubique entre los primeros lugares de todo el dinero que se mueve en el mundo, no significa que la adopción sea proporcional. De hecho, ese lugar que ocupa, se debe en gran medida por los precios tan altos que ha llegado a tener bitcoin. Entonces, este punto resulta interesante, porque podemos observar cómo es que, aún teniendo un nivel de adopción bajo, la industria de los criptoactivos ocupa un lugar importante en las cantidades de dinero que se mueven a nivel mundial. A partir de lo anterior que surja la pregunta, ¿qué pasaría si a estos volúmenes de capitalización, se añadieran niveles de adopción acelerados?

Seguramente usted coincidirá conmigo: La probabilidad de que la industria de los criptoactivos se imponga a nivel mundial será mucho mayor. Es aquí donde tiene injerencia la hipótesis que planteo, retomando el siguiente cuestionamiento ¿cuál ha sido la postura de los gobiernos ante el control de los criptoactivos? Cuando el fenómeno inició, no existía mucha claridad con los países puesto que no se comprendía del todo; posteriormente, la opción fue prohibirlo y de manera paulatina, las regulaciones han migrado a la imposición de ciertas reglas basadas en las recomendaciones de GAFI (el organismo encargado de emitir políticas para la prevención de lavado de dinero), principalmente a través de las casas de cambio las cuales deben cumplir con las regulaciones. Por lo anterior, es posible intuir que, por ahora, los gobiernos no han tomado otro tipo de medidas respecto a los criptoactivos, han dejado que coexistan con el sistema financiero bajo ciertas reservas; sin embargo, deberíamos contemplar la idea de que, existirá un momento en donde el mercado de criptoactivos sea mucho mayor. Aún nos faltan algunas etapas que debemos experimentar, es muy probable que, de la misma manera en que nos hemos acostumbrado a sistemas como WhatsApp o Facebook de manera natural y sin ningún tipo de “evangelización”, los gobiernos nos acostumbren a utilizar sus monedas digitales. Y cuando los niveles de dinero digital de los gobiernos crezcan a la par que la adopción de criptoactivos, entonces, será prácticamente un hecho que, los gobiernos, emitirán nuevas disposiciones para confiscar o devaluar los precios de otros criptoactivos como bitcoin, de tal forma que no haya cabida o simplemente no sean atractivos para negociarse en el mercado y ¿cómo podrán lograrlo? La respuesta no es muy complicada: a través de las casas de cambio de criptoactivos.

Es bien sabido que los fenómenos económicos se comportan como ciclos, es decir, los fenómenos que suceden en el presente, muchos ya sucedieron en el pasado (como las crisis económicas) y de alguna forma, podemos intuir el comportamiento y los resultados. En ese sentido, haciendo la analogía del comportamiento de bitcoin con el oro, y, pensando que en la digitalización tiene un aumento exponencial; es muy probable que los gobiernos desde ahora, ya contemplen la posibilidad de que bitcoin realmente se convierta en el oro digital y siguiendo con el mismo patrón de comportamiento, entonces bitcoin será utilizado como un mecanismo de cobertura, al ser uno de los activos más negociados en el mundo.

Lo preocupante en este escenario es que, bitcoin se convierta en la reserva de valor, pero no precisamente para las personas, sino para los gobiernos y que, de la misma forma que el oro, bitcoin sea confiscado con la información que provean las exchanges, cuando alcance altos volúmenes de adopción y sea acumulado en bóvedas, de la misma forma que el oro. Por lo anterior, resulta lógico pensar que la permisibilidad de los gobiernos para operar con bitcoin a través de exchanges centralizadas (CEX), para que al final, sean estas mismas exchanges quienes realicen el “trabajo sucio” para recabar la información y en futuro, provean la información de los usuarios tenedores de bitcoin en tanto los gobiernos, van perfeccionando los protocolos de sus propias monedas digitales.

Agradecimiento: Quisiera reconocer y hacer mención especial a Zuri Marcos, trader e inversionista mexicano destacado, quien me apoyó a dar forma a las ideas anteriormente expuestas.

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