El petróleo es el recurso natural más importante del planeta. Es una fuente de energía utilizada en el hogar, la industria y el transporte. Y su precio es de vital importancia para la economía mundial. Ahora bien, el petróleo a nivel internacional se cotiza en dólares. Esta es una práctica que se ha venido implementado desde los Acuerdos de Bretton Woods con importantes efectos para los Estados Unidos y para los países exportadores de petróleo. De hecho, se podría decir que la hegemonía del dólar como moneda reserva del mundo comienza con el petróleo. Muchos países exportadores de petróleo, sin embargo, quieren romper con esta costumbre para no depender tanto de los Estados Unidos. ¿Por qué el petróleo no se cotiza en Bitcoin?

Ciertamente, el hecho de poder comprar petróleo con su propia moneda es una gran ventaja para los Estados Unidos. Si otro país quiere comprar petróleo, debe comprar dólares primero. Eso significa que debe contar con una balanza comercial positiva. O sea, el país debe exportar más de lo que importa para poder obtener dicha moneda extranjera. Las compras en moneda propia no funcionan de la misma manera. Lo único que se necesita es imprimir el dinero en el banco central y la compra se hace como por arte de magia. Palabras más, palabras menos, Estados Unidos tiene la gallina de los huevos de oro.

Ahora bien, no estamos hablando de un robo a mano armada. Los países exportadores de petróleo aceptan sus dólares felices de la vida, porque saben perfectamente que con esos dólares pueden hacer importaciones. La economía de los Estados Unidos tiene la capacidad de responder. En otras palabras, la fe en el dólar no es una fe ciega. Los países exportadores venden su petróleo y reciben dólares. Y, con estos dólares, sus economías han prosperado. Los llamados “petrodolares” ha dado mucho de qué hablar.

Claro que el asunto no es tan sencillo. Siempre hablamos del petróleo como una mercancía en el mercado internacional. Pero la relación proveedor-cliente, en la práctica, es bastante regional. Los proveedores del eje europeo tal vez no son los mismos del eje americano. Por otro lado, los proveedores del eje asiático, puede que no sean proveedores en los demás ejes. Entonces, para Rusia no es muy difícil aceptar pagos en yuanes chinos. O para Irán no es muy difícil aceptar pagos en euros. Incluso, Venezuela tiene (o tenía) un trato con Cuba para recibir servicios médicos por petróleo. Entonces, el hecho de aceptar pagos en una moneda que no sea el dólar no es cosa del otro mundo.

En el caso de algunos países exportadores del petróleo, el problema no es el dólar per se. En el fondo, es el tema de las sanciones. Es decir, el dólar como arma política de los Estados Unidos. ¿Cuál es el problema? Un país le vende petróleo a los Estados Unidos y recibe su pago en dólares. El dinero entra, pero la corrupción hunde al país. Surge un “hombre fuerte” que solucionará todo y el pueblo vota por él. Pero nuestro salvador, al poco tiempo, se vuelve otro autócrata más, tan corrupto como sus sucesores, y un gran violador de los derechos humanos. Quiere seguir recibiendo los dólares, pero sin condiciones. Quiere hacer y deshacer a voluntad, esperando un silencio cómplice de la comunidad internacional. No me sorprendería en lo absoluto que las primeras ventas de petróleo en Bitcoin provengan de un país con uno de estos “hombres fuertes” al timón.

Obvio que el principal inconveniente de aceptar el pago en Bitcoin por un barril de petróleo es la volatilidad del precio de Bitcoin. Pero debemos recordar que estos “hombres fuertes”, por lo general, no están muy bien de la cabeza. La volatilidad puede ser un riesgo tolerable en algunos casos. No se compara a una cuenta en dólares congelada por el Departamento de Estado (EEUU).

Entonces, podemos decir que la posibilidad sí existe. Un país puede vender petróleo y recibir el pago en una moneda distinta al dólar. Y esa moneda puede ser Bitcoin. Pero aquí estamos haciendo un análisis del asunto a un nivel muy superficial. Estamos omitiendo aspectos muy importantes. Estamos omitiendo la parte, por ejemplo, cuando el autócrata envía una comisión especial a Wall Street y a Londres en busca de financiamiento. La deuda externa de la mayoría de los países normalmente es en dólares. Entonces, es muy sensato aceptar los pagos en dólares, porque la deuda es en dólares. Eso aporta una estabilidad que tranquiliza a los acreedores. Después de todo, el acreedor presta dinero con la intención de que le paguen. Sin esa garantía, lo mejor no es prestar nada.

El dólar no es importante únicamente debido al poder político y militar de los Estados Unidos. No podemos olvidarnos del poderosísimo mercado financiero en dólares. Hablamos del crédito, seguros, infraestructura, y legalidad. En Londres y en Nueva York, se maneja mucho dinero. Y la producción de petróleo depende mucho de la inversión internacional. Aquí comienza todo. Durante la venta, los países no pueden olvidar los compromisos que adquirieron en etapas previas.

Podríamos usar aquí el ejemplo de Venezuela. Pero voy a usar el de El Salvador. Bukele, su presidente, es un paladín en Twitter. Sin lugar a dudas, no tiene pelos en la lengua. En tiempo record, aprobó la Ley Bitcoin y convirtió a la criptomoneda en una moneda de curso legal. Obvio que se trata de un país soberano. Pero lamentablemente es un país soberano que pide prestado en dólares en los mercados internacionales. De hecho, es muy razonable que sus acreedores tengan dudas y pidan explicaciones. El inversor que compra un bono salvadoreño quiere que le paguen. No es intervencionismo. Son negocios. Ciertamente, es mejor no invertir, si sabes que el país no pagará.

Para un político es relativamente fácil hablar pestes del dólar y de los Estados Unidos frente a un micrófono. Lo difícil es no depender de los grandes capitales. Si no inspiras confianza, los inversores te abandonan. Así de sencillo. Los discursos populistas te pueden dar los votos. Pero, tarde o temprano, necesitarás del capital internacional. Y me temo que el capital de este planeta se encuentra concentrado en un par de lugares. Y, en estos lugares, se habla en dólares. Una emancipación retórica no es difícil. Lo difícil es una emancipación profunda.  

Este es un artículo de opinión y Cointelegraph no se adhiere necesariamente a lo expresado aquí por el autor

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