Las stablecoins pueden suponer riesgos para la estabilidad financiera y deben regularse adecuadamente, según el Grupo de los 20.

El Consejo de Estabilidad Financiera (FSB) del G20 emitió un estudio completo sobre las stablecoins el 14 de abril, presentando 10 recomendaciones para regularlas de manera efectiva.

Los reguladores fueron estimulados por la introducción de Libra, de Facebook, que crearía una stablecoin independiente basada en una cesta de monedas. Aunque Libra ha cedido desde entonces en esta idea en particular, los gobiernos de todo el mundo siguen vigilando el proyecto.

El informe del FSB señala que las reglas financieras existentes generalmente se aplican también a las stablecoins, reflejando declaraciones similares de los reguladores de EE.UU. Sin embargo, el consejo mantiene que las reglas deben ser las mismas para todos los negocios que presentan riesgo financiero, independientemente de la tecnología utilizada.

La naturaleza global de las stablecoins todavía presenta lagunas en las regulaciones parciales entre los diferentes países. Algunas de las recomendaciones se centran en la creación de un marco transfronterizo flexible, de modo que las stablecoins no puedan jugar con las diferencias entre cada jurisdicción.

Más allá de eso, el FSB emitió recomendaciones comunes tales como controles estrictos contra el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo.

¿Cuál es el peligro de las stablecoins?

La hostilidad hacia Libra puede explicarse por su enorme potencial de adopción instantánea. La junta también reconoció las stablecoins existentes, incluyendo las monedas algorítmicas como Dai (DAI), pero concluyó que actualmente son demasiado pequeñas para plantear riesgos sistémicos.

El documento explica por qué las stablecoins eventualmente pueden ser una amenaza. Algunas de estas preocupaciones están relacionadas en gran medida con su falta de adopción, ya que los investigadores creen que incluso pequeñas desviaciones de la moneda a la que están ancladas pueden tener importantes consecuencias financieras en los entornos habituales. 

También hubo preocupaciones importantes sobre su infraestructura subyacente, pues se cree que las interrupciones en el pago -por ejemplo, debido a la escasa escalabilidad- pueden ser peligrosas si una economía depende de estas monedas.

Sin embargo, la cuestión más importante parece ser la de los controles de capital:

“Durante los períodos de tensión, los hogares de algunos países podrían llegar a considerar [las stablecoins] como un depósito seguro de valor respecto de las monedas fiduciarias existentes y exacerbar las corrientes de capital desestabilizadoras. Las corrientes de capital volátiles pueden tener un efecto desestabilizador en los tipos de cambio y en la financiación e intermediación de los bancos nacionales.”

Esencialmente, la junta cree que uno de los principales beneficios de las stablecoins -la capacidad de realizar transacciones libremente- también es una importante amenaza a la estabilidad financiera. 

Esto se puede visualizar en países como el Líbano, que impuso estrictos controles de capital a finales de 2019 y cuyos ciudadanos están en gran medida excluidos de sus ahorros bancarios.

Dado que uno de los propósitos de las criptomonedas es potenciar a las personas en situaciones como esta, el hecho de que se considere una amenaza para la estabilidad puede tener importantes repercusiones en el futuro.

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