Un diverso grupo de organismos estadounidenses encargados de la aplicación de la ley ha hecho oficial su cooperación en materia de delitos relacionados con la darknet y monedas digitales con el anuncio, el 20 de junio, de la creación de la Darknet Marketplace and Digital Currency Crimes Task Force. La nueva organización se centrará en los "delitos relacionados con criptomonedas", como el tráfico de drogas, el blanqueo de dinero, el robo de información personal y la explotación infantil.

Representantes de Homeland Security Investigations (HSI) Arizona, la Oficina de Fiscales de los Estados Unidos, Internal Revenue Service Criminal Investigation (IRS-CI), Drug Enforcement Administration y Postal Inspection Service firmaron la semana pasada un memorando de entendimiento sobre el nuevo grupo operativo.

Las agencias llevan trabajando juntas desde 2017 y han visto un aumento del uso de criptomonedas en ese tiempo. Según su declaración:

"La misión de la Darknet Marketplace and Digital Currency Crimes Task Force es desarticular y desmantelar las organizaciones delictivas que se aprovechan de la apariencia de anonimato en la darknet o utilizan monedas digitales para facilitar actividades delictivas".

Las fuerzas del orden de todo el mundo han creado unidades especializadas para la aplicación de la ley en materia de criptomonedas. Interpol creó una unidad de delitos con criptomonedas a finales del año pasado. La policía de ciudades canadienses ha empezado a formar grupos de trabajo locales. El nuevo grupo de trabajo tendrá un alcance internacional, pues el HSI tiene 93 sedes en el extranjero en 56 países.

En Estados Unidos, el Buró Federal de Investigación creó en febrero su Virtual Asset Exploitation Unit que trabajará con el National Cryptocurrency Enforcement Team del Departamento de Justicia. La Comisión de Bolsa y Valores casi duplicó su Unidad Cibernética el año pasado.

Las fuerzas de seguridad tienen mucho con lo que trabajar. Chainalysis estimó el año pasado que más de 4,000 ballenas de criptomonedas guardan fondos obtenidos ilegalmente, y los ataques de phishing para robar criptomonedas aumentaron un 40% ese año. Sin embargo, también hay pruebas de que los esfuerzos de las fuerzas de seguridad están dando sus frutos.

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