Bitcoin tiene un creador, un mito de origen, una iglesia y una profecía del fin del mundo. En cierto modo, resulta claro y evidente que en la comunidad Bitcoin existe una narrativa oficial aceptada por la gran mayoría. De hecho, la historia en sí goza de un atractivo insuperable. Indudablemente, la historia es como para producir una película. ¿Cómo va esta historia? Es algo así: De las cenizas de la crisis, nace un salvador, hijo de un dios invisible, defensor del hombre común, que derrotará al poder opresor para establecer un mundo nuevo, un mundo de igualdad y prosperidad para todos. Tenemos a Satoshi Nakamoto, al Bitcoin, a los no bancarizados, a los bancos, a los gobiernos, y a la sociedad económicamente descentralizada del futuro en la batalla épica del fin de los tiempos. Ahora bien, ¿cuál es el Bitcoin que tenemos en realidad? Comparemos al Bitcoin de hoy con el Bitcoin que se sueña.       

Entiendo perfectamente los peligros que se corre al romper una ilusión. Los herejes no son precisamente los más populares de la tribu. De hecho, son los primeros en ser quemados en la hoguera por la inquisición. Sin embargo, mi causa es noble, y mi intención no es mala. Todo lo contrario, esta reflexión busca comprender un fenómeno sumamente interesante con sinceridad y objetividad, huyendo de los dogmas y del romanticismo. Digamos que pretender ser el abogado del diablo en este caso podría ser de gran utilidad. Seguramente, no estaré entre los invitados de las fiestas por un tiempo, pero tengo fe que seré perdonado eventualmente por encontrarme entre amigos. Al fin y al cabo, somos marineros del mismo barco. Hablemos del Bitcoin. 

Al escuchar las bondades del Bitcoin, uno de inmediato queda perplejo. El Bitcoin es accesible, seguro, rápido, económico y descentralizado. El sistema bancario, por otro lado, es excluyente, inseguro, costoso y centralizado (en el mal sentido de la palabra). El Bitcoin es de la gente. El dinero fiduciario es de las élites irresponsables, de los bancos corruptos y de los malos gobiernos. Los bancos quiebran y cierran sus puertas de pronto con el dinero de todos. Eso, por supuesto, nunca ocurre, ni podrá ocurrir jamás con el Bitcoin, porque no tiene intermediarios. Tus bitcoins son tuyos y no necesitas de nadie más. Es un sistema alternativo, superior y libre de riesgo sistémico. El Bitcoin es la solución para los problemas del mundo, y, tarde o temprano, los bancos no tendrán más opciones que cerrar su negocio, porque se quedarán sin clientes. Todos usaremos bitcoins y seremos felices para siempre. Claro que este relato que cuento aquí es presentado en su forma más exagerada. Mi propósito es ponlo en su forma extrema para poder analizarlo con mayor claridad. Sin embargo, debemos admitir que este relato ha sido contado por algunos entusiastas del Bitcoin. Seguramente, lo hemos escuchado en más de una oportunidad. ¿No es así? Uno siente por un momento que se está hablando de movimiento popular de carácter revolucionario con el poder de quebrantar el viejo orden. 

Ahora hablemos de la situación real. Mucho se habla de la crisis bancaria de Chipre y de la crisis financiera mundial del 2008, pero poco se comenta de Mt. Gox, de los hackeos, de los ataques cibernéticos y los proyectos fraudulentos. Los principales exchanges no son muchos. Son centralizados y la mayoría de la actividad se encuentra ahí. Bien se sabe que algunos exchanges han manipulado sus libros y han falseado sus datos. Incluso, algunos han sido investigados y el dinero de algunos usuarios se ha perdido (o por lo menos visto en aprietos por un tiempo). 

Mucho se habla de la descentralización, pero poco se menciona que una sola compañía, Bitmain, cuenta indiscutiblemente con el monopolio de la manufactura de equipos para la minería, y que unas pocas compañías controlan el hashrate a través de unos pocos pools de mineros. El código es libre y abierto, pero las actualizaciones y las bifurcaciones están en manos de los desarrolladores. Nos guste o no, no todos somos desarrolladores, ni conocemos el tema en detalle. Esta tecnocracia tiene mucho poder en los aspectos más técnicos de la tecnología, y son una minoría sumamente influyente. No todos somos técnicos expertos. Sin embargo, dependemos de los desarrolladores en muchas áreas. 

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Indudablemente, existen muchas carteras y direcciones, pero la mayoría de los bitcoins en existencia se encuentran en pocas manos. Los bitcoins no están precisamente distribuidos de manera equitativa a lo largo y ancho del mercado. No es mentira que el mercado está dominada por unas pocas ballenas y algunos tiburones. 

También es importante mencionar algo sobre la adopción del Bitcoin en el comercio minorista. Sin lugar a dudas, el Bitcoin tiene sus ventajas. Sin embargo, presenta claras limitaciones. La volatilidad disminuye su utilidad para los comerciantes. Las transacciones aún son relativamente lentas, y los costos son relativamente altos. Comprar un café con bitcoins es un proceso que en la actualidad no es instantáneo y podría costar más que el café. La aceptación es limitada, y los comerciantes que sí aceptan Bitcoin tienden a emigrar de inmediato a una moneda fiduciaria para protegerse de su volatilidad. Entonces, estamos hablando de una adopción de forma, pero no de fondo. 

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Ahora conversemos sobre los bancos. Si vemos más allá de los acalorados debates en Twitter e indagamos con mayor profundidad, nos daríamos cuenta que los bancos parecen ser más aliados que enemigos de la comunidad Bitcoin. El sector FinTech (Tecnología Financiera) ha crecido muchísimo en los últimos años, pero no es exclusividad del Bitcoin. Básicamente, el sector FinTech busca ofrecer los mismos servicios que ofrece la banca tradicional, pero mejor, con la ayuda de las nuevas tecnologías. Sin embargo, la industria está compuesto de muchos actores. En esta industria, nos encontramos con la comunidad cripto, con las compañías tecnológicas, con los bancos y con los gobiernos. La industria se está construyendo con competencia, pero también con colaboración e integración. Algunos bancos, varias compañías tecnológicas y muchos gobiernos han anunciado sus proyectos FinTech, y muchos de estos incluyen el lanzamiento de sus propias criptomonedas, o productos relacionados a ellas. Por otro lado, muchas compañías en el criptoespacio han contado con el financiamiento de bancos y compañías tech. Es más, la mayoría quiere captar capital institucional y convertirlos en clientes. Muchas alianzas han surgido, y muchos proyectos se han realizado en sociedad. No es accidente que cada vez que un anuncio de este tipo aparece en los medios, el precio del Bitcoin sube y la comunidad Bitcoin aplaude la noticia con entusiasmo. ¿Enemigos? Si vamos a lo más específico, muchas empresas blockchain están funcionando como “neobancos”. Compañías como Coinbase, por ejemplo, ofrecen productos financieros, como servicios de custodia, muy similares a los ofrecidos por la banca tradicional. Además, muchas instituciones financieras tradicionales están ofreciendo productos relacionados con el Bitcoin, como es el ejemplo de los contratos de futuros de bitcoins de Bakkt y del grupo CME. ¿El fin de los bancos? 

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Claro está que la comunidad Bitcoin no se compone principalmente de los no bancarizados, los marginados del sistema y las víctimas del capitalismo. ¿Cuál es el perfil de usuario bitcoin promedio? Probablemente, estamos ante un hombre, joven, estadounidense o asiático, libertario o anarco-capitalista, no religioso, casado, educado, empleado, con recursos económicos por encima de la media, optimista, y conocedor de la tecnología. No es exactamente un hombre del pueblo. ¿Cómo usa sus bitcoins? La actividad que más predomina es la inversión y la especulación. La mayoría de los bitcoins están concentrados en los principales exchanges y en algunas billeteras. Hoy en día, el gran volumen de las transacciones se ubica en esa zona. Los no bancarizados, de hecho, son una minúscula minoría dentro de la comunidad Bitcoin. Pocos se atreverían a negar esta verdad. Aquí hablamos del presente, no de potencial, ni de futuro hipotético o probable. 

Si analizamos los datos sin sentimentalismos, posiblemente llegaremos obligatoriamente a la conclusión que estamos en realidad ante un nuevo activo, un activo que se añade de la lista de otros activos ya existentes como acciones, bonos, bienes raíces, metales preciosos, comodines, etc. Es decir, un nuevo instrumento financiero utilizado principalmente por inversores que buscan rentabilidad. En otras palabras, con este activo, un resguardo de valor, la aspiración es que el precio suba en el futuro para obtener ganancias. Así de sencillo es. Por supuesto que esto no tiene nada de malo. Es una aspiración perfectamente legítima. Los datos registrados en los motores de búsqueda como Google o Yahoo podrían confirmar de cierta manera esta intencionalidad del usuario promedio del Bitcoin. ¿Cuáles son las palabras que más acompañan a la palabra “bitcoin” en estos buscadores? ¿Qué está en la mente de los usuarios? Las palabras junto a “bitcoin” tienden a ser “precio”, “cotización”, e “índice”. ¿Casualidad? No lo creo. 

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En conclusión: Los planteamientos expuestos aquí no pretenden criticar al Bitcoin, su gran valor, ni su enorme futuro. Nada estaría más alejado de la verdad. La intención detrás de estas líneas es cuestionar la validez de una narrativa en específico que se ha presentado en varios ocasiones como literal y actual en algunos círculos estrechamente vinculados al Bitcoin. La duda surge cuando se compara el discurso con la realidad. Viendo los datos, uno podría decir que es natural desarrollar cierto escepticismo ante la historia, porque las contradicciones son evidentes. La verdadera historia del Bitcoin es lo suficientemente fascinante tal cual es. No hay necesidad de romantizar. Bitcoin es un activo innovador, interesantísimo, de gran potencial y con muchísimas aplicaciones prácticas. Las fallas y limitaciones que podría tener son superables y transitorias, y la comunidad está trabajando duro para vencer estos obstáculos pasajeros. La demanda está creciendo, y todo parece indicar que continuará creciendo por mucho tiempo más. Quizás el futuro no será como lo soñamos. De pronto, será mucho mejor.

Las opiniones expresadas aquí son las del autor y no representan necesariamente las opiniones de Cointelegraph.com