El 10 de enero del 2019, el equipo detrás de una criptomoneda nacional para la República de las Islas Marshall (RMI) —llamada Sovereign (SOV)— reveló que la moneda aún se está desarrollando activamente, a pesar de los desacuerdos anteriores entre los funcionarios del gobierno y las reservas expresadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Departamento del Tesoro de Estados Unidos sobre el tema.

La idea detrás del proyecto SOV se basa en la búsqueda por parte del gobierno de RMI de "manifestar nuestra libertad nacional [la de RMI]", así como en la creación de una moneda estatal alternativa al dólar estadounidense, que la pequeña isla ha estado usando durante décadas.

Entre bastidores de la decisión de emitir una cripto nacional

La República de las Islas Marshall es un país insular ubicado cerca del ecuador en el Océano Pacífico y consta de 29 atolones y cinco islas individuales, lo que equivale a aproximadamente 1.225 islas. Durante un período de 40 años, el país había sido administrado por Estados Unidos como parte del Territorio en Fideicomiso de las Islas del Pacífico, alcanzando la independencia en 1986 bajo el Pacto de Libre Asociación.

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Country snapshot

Actualmente, las Islas Marshall utilizan el dólar de Estados Unidos como su moneda oficial y son "altamente dependientes de recibir y gastar las subvenciones de Estados Unidos", que suman alrededor de USD 70 millones cada año en asistencia, en concordancia con el acuerdo. Una vez emitido, el SOV circulará junto con el dólar, por lo tanto las Islas Marshall tendrán dos monedas legales coexistentes "para todas las deudas, cargos públicos, impuestos y cuotas".

El Sovereign se introdujo inicialmente en febrero del 2018, cuando el parlamento de las Islas Marshall aprobó una ley que declaraba el lanzamiento de su nueva moneda digital nacional a través de una oferta inicial de monedas (ICO), con un monto total inicial de 24 millones de unidades para evitar la inflación. Algo de dinero recaudado de la ICO irá supuestamente al cuidado de la salud de los aproximadamente 53.000 ciudadanos del país que fueron víctimas de las consecuencias de los ensayos nucleares realizados por Estados Unidos en el pasado.

La presidenta de la RMI, Hilda C. Heine, dijo entonces que "ese era un momento histórico para su gente, que finalmente emitiría y usaría su propia moneda, junto con el USD. Es un paso más para manifestar nuestra libertad nacional".

Para implementar la iniciativa SOV, el gobierno de la RMI se asoció con la 'start-up' israelí de tecnología financiera Neema. El CEO de Neema, Barak Ben-Ezer, dijo a la prensa que "esta criptomoneda, el Sovereign, está completamente descentralizada y el gobierno no puede controlar la oferta monetaria. Después de la [venta masiva], no tienen ningún control sobre la moneda".

Peter Dittus, economista jefe y cofundador de SOV Global y exsecretario general del Banco de Pagos Internacionales, dijo a Cointelegraph que la decisión de desarrollar una moneda digital nacional y no fíat está respaldada por varias razones. Según Dittus, los países en desarrollo, como la RMI, luchan con los altos costos de las remesas, y tener una criptomoneda legal crea una situación en la que la solución a las remesas costosas se "integra" en el propio sistema monetario. Además, una moneda fiduciaria administrada por el banco central es costosa de implementar y ejecutar, en donde "para un país pequeño los costos superan claramente los beneficios".

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El desarrollo futuro de SOV es desafiado por el FMI y el Departamento del Tesoro de Estados Unidos

Sin embargo, más tarde, en septiembre, el Fondo Monetario Internacional (FMI) planteó dudas sobre la emisión de SOV, afirmando que “los beneficios potenciales de las ganancias en los ingresos parecen considerablemente más pequeños que los costos potenciales que surgirían de los riesgos económicos, de reputación, de AML [antilavado de dinero]/CFT [contrarrestar el financiamiento del terrorismo], y de gobernabilidad".

El FMI advirtió además a las autoridades de Marshall en contra de la adopción de la criptomoneda, afirmando que planteará riesgos para la integridad financiera del país, así como las relaciones con bancos extranjeros. El regulador instó a la RMI a reconsiderar la emisión de una criptomoneda hasta que el gobierno sea capaz de proporcionar e implementar "marcos políticos sólidos".

Dittus reveló que el SOV será diferente de la mayoría de las monedas digitales, ya que tendrá medidas integradas para desalentar el uso indebido, destacando la necesidad de cooperar estrechamente con los reguladores, las instituciones financieras y los exchanges "para garantizar que las reglas de Conocimiento de su Cliente [KYC] sean bien implementadas, y que las implementaciones de AML no puedan ser evitadas”. Esto supuestamente permitirá a la RMI desarrollar nuevas capacidades en gobernabilidad y facilitar una adopción más amplia de la tecnología dentro del país.

Hablando sobre la posible inestabilidad en el sistema financiero del país causada por la naturaleza volátil de la criptomoneda, Dittus dijo que está previsto establecer un Banco de SOV en la RMI, que ayudará a proporcionar servicios relacionados con el SOV a los demás bancos, cubriendo la exposición y facilitando las transacciones. Dittus, sin embargo, añadió:

"En un nivel fundamental, no hay garantía de que los bancos o el gobierno proporcionen la conversión entre el SOV y el USD a una tasa fija, lo que limita la inestabilidad financiera".

El plan de la administración de Heine para emitir una criptomoneda estatal desencadena inestabilidad política

A pesar de las ventajas percibidas del concepto detrás de una moneda digital nacional, la presidenta de la RMI, Heine, se enfrentó a un voto de no confianza en noviembre en relación con los planes de su administración para implementar el SOV. La votación fue presentada por un grupo de ocho senadores, y el expresidente Casten Nemra declaró que los planes de establecer una moneda digital como moneda de curso legal tuvieron un impacto negativo en la reputación del país, respaldando también los argumentos presentados por el FMI y el Departamento del Tesoro de Estados Unidos.

Seis días más tarde, se informó que Heine sobrevivió al voto de no confianza, y el parlamento de Marshall se dividió 16-16, solo un voto por debajo del número necesario para hacer que Heine renuncie al cargo de presidenta. El ministro de finanzas de la RMI, Brenson Wase, declaró que el gobierno avanzaría con el SOV y está esperando cumplir con los requisitos del FMI, Estados Unidos y Europa.

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Al comentar sobre la situación, Dittus destacó:

“El FMI ha respaldado a las CDBC, y su directora gerente, Christine Lagarde, ha destacado los beneficios potenciales, en particular para las economías más pequeñas. Pero hasta ahora, no ha habido implementaciones de criptomonedas soberanas. Las Islas Marshall han sido el primer estado en declarar una como moneda de curso legal. El reto ahora es hacerlo realidad. Y eso es muy motivador".

El equipo de SOV reveló además que había logrado "un progreso significativo en la búsqueda de socios, inversores y desarrolladores" para realizar el proyecto y su objetivo es lanzar el SOV en el 2019. El proyecto también anunció una nueva asociación con la firma de "billetes inteligentes" Tangem, una empresa nueva que opera en Suiza y Singapur.

Si bien la iniciativa ha recibido críticas de importantes organizaciones financieras y funcionarios gubernamentales, el equipo de SOV parece estar seguro de la viabilidad de la idea detrás de la moneda digital nacional y su impacto en el desarrollo del país. Dittus también reveló la posibilidad de introducir una variante de stablecoin en una etapa posterior, y agregó:

“La emisión del SOV será controlada por las reglas integradas en la cadena de bloques, con un monto total inicial de 24 millones de unidades. Cada año, la oferta total aumentará en un cuatro por ciento, implementando una propuesta hecha por el difunto profesor Milton Friedman. Además, a diferencia de otras monedas fíat, donde se emite nuevo dinero a los bancos privados, las nuevas unidades de SOV se distribuirán de manera proporcional, o per cápita, a los tenedores de SOV. Dado que el suministro de SOV aumentará ampliamente en línea con el PIB mundial [Producto Interno Bruto], debería tender a llevar a un tipo de cambio relativamente estable frente a los bienes a lo largo del tiempo".