Para entender por qué el precio de Bitcoin está cayendo, hay que remontarse a los meses previos a la aprobación de los ETF (fondos cotizados en bolsa) de Bitcoin por parte de la SEC (Comisión de Valores y Bolsa de Estados Unidos). Como un disco rayado, prácticamente todo el mundo repetía lo mismo: más temprano que tarde, la SEC aprobaría los ETF, lo que significaría un incremento significativo de la demanda institucional.
Entonces, la gente compraba pensando que después de la aprobación de los ETF, el precio se dispararía. Esta narrativa creó una expectativa. Y la expectativa tuvo un impacto en el sentimiento.
En las redes, los pequeños inversores se contaron una historia: si compraban todos juntos, el precio subiría sin parar. Y se lanzaron a comprar. Sus compras hicieron subir el precio, y el precio les dio la razón. Así se creó una espiral de euforia y codicia. Esta profecía autocumplida alimentó el sentimiento alcista.
Este fenómeno se llama “comprar el rumor y vender la noticia”. Y es muy común. Porque es relativamente sencillo inflar las expectativas durante el periodo de anticipación de un evento, porque el evento no ha ocurrido y se le puede dar rienda suelta a la imaginación. Y el mercado se deja dominar por la emoción. Debemos recordar que, en la imaginación, todo es posible. Y un ambiente, cargado de emoción por la euforia colectiva, cree en todo lo que se le diga.
No digo que los ETF no puedan aumentar la demanda. Lo que quiero señalar es que eso no ocurre de la noche a la mañana. El mercado exageró en ese sentido. Muchos compraron con la expectativa de que el precio se dispararía en el momento de la aprobación de los ETF. Lo que realmente pasó fue que el mercado descontó la noticia antes de la aprobación.
El choque con la realidad
Es evidente que cuando el evento se produjo, regresamos al mundo real. Y el mundo real nos muestra que la demanda no se genera instantáneamente. Y el mundo real nos enseña que tras el entusiasmo viene el desencanto. El mundo real nos revela que todo cambio tiene sus consecuencias. Algunos se benefician y otros se perjudican. Así es la vida y así son los mercados.
Uno de los perdedores ha sido el Grayscale Bitcoin Trust (GBTC), un instrumento que pierde mucho de su atractivo ante la existencia de los ETF, que son un instrumento mucho mejor en costos y garantías. El GBTC ha sido un símbolo de dinero institucional en el espacio cripto, y el hecho de que los inversores estén vendiendo sus acciones representa el final de una era. Y, ha tenido, sin lugar a dudas, un impacto en el sentimiento.
El GBTC nació en 2013 como una forma de facilitar la exposición a Bitcoin a los inversores que no querían o no podían comprarlo directamente. El GBTC compraba bitcoins y los guardaba en una bóveda segura, y emitía acciones que representaban una fracción de un BTC. Estas acciones se podían negociar en el mercado secundario, con una prima o un descuento respecto al precio de Bitcoin.
Durante mucho tiempo, el GBTC fue la única opción para los inversores institucionales que querían invertir en Bitcoin, y por eso se benefició de una gran demanda y una alta prima. Sin embargo, con el surgimiento de los ETF de Bitcoin, que ofrecen una forma más eficiente, transparente y regulada de acceder al mercado de las criptomonedas, el GBTC ha perdido su ventaja competitiva. Los ETF de Bitcoin tienen una comisión mucho menor que el GBTC, que cobra un 2% anual, y se ajustan mejor al precio del Bitcoin, evitando las distorsiones de la prima o el descuento.
Por eso, muchos inversores han decidido vender sus acciones del GBTC y migrar a los ETF de Bitcoin, lo que ha provocado una caída del precio y del volumen del GBTC. Esto, a su vez, ha afectado al sentimiento del mercado de las criptomonedas, ya que el GBTC era un indicador de la confianza y el interés de los inversores institucionales en Bitcoin. El final de una era para el GBTC podría ser el inicio de una nueva para Bitcoin y las criptomonedas, que cada vez cuentan con más opciones y oportunidades para atraer a los inversores de todo el mundo.
El precio está cayendo por desánimo. El hechizo se rompió. Y ahora se requiere otra narrativa que levante el ánimo. Algo que los inversores puedan poner su mira. Y que nos sugiera que la demanda en el futuro será mayor. Necesitamos una historia que sea fácil de entender, que emocione y que se recuerde, para aumentar las expectativas.
La esperanza de un nuevo ciclo
¿Qué podría ser ese algo? Pues hay varias posibilidades. Por ejemplo, la adopción de Bitcoin como moneda de curso legal en más países, siguiendo el ejemplo de El Salvador. O el desarrollo de la capa 2 de Bitcoin, que permitiría mejorar la escalabilidad, la velocidad y el costo de las transacciones. O el avance de la innovación y la regulación en el sector de las finanzas descentralizadas (DeFi), que podría atraer a más usuarios y proyectos a la red de Bitcoin.
Imagina que una Big Tech como Google, Apple, Meta, Amazon o Microsoft adopte Bitcoin. Sería una bomba informativa y financiera. Un desafío al sistema, donde el poder se reparte entre los usuarios. Una aventura para todos, de explorar y aprovechar el potencial. Un cambio de página, hacia una economía más justa y transparente.
Estas son solo algunas de las posibles fuentes de optimismo para el futuro de Bitcoin. Pero no hay que olvidar que el precio de Bitcoin no depende solo de los factores internos, sino también de los externos. Como la situación económica, política y social del mundo. O la competencia de otras criptomonedas, que podrían ofrecer mejores soluciones a los problemas que Bitcoin intenta resolver.
En definitiva, el precio de Bitcoin sigue cayendo porque se ha roto la ilusión que lo sostenía. Pero eso no significa que Bitcoin haya muerto. Al contrario, significa que Bitcoin está vivo, y que está sujeto a ciclos y caídas temporales. Los mercados fluctúan. A veces están arriba. Otras veces están abajo. Es normal. Así son los mercados.
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